miércoles, mayo 28, 2014

Nueva York: Nueva vida pero cierra el McClarens

La semana pasada tuve la ocasión de disfrutar de mi añorada y querida Nueva York de dos formas muy diferentes.

Por un lado, con la película “Nueva vida en Nueva York” donde se disfruta con la estancia de un francés que debe viajar a la ciudad soñada porque su ex-mujer se ha llevado a sus hijos a vivir allí con ella y con su nueva pareja.

Romain Duris es un acierto clave para que esta película funcione. Conocemos la historia a través de su mirada y sus movimientos y la traslada de una manera graciosísima y a la vez desconcertante. Mientras busca su nuevo piso en el Barrio Chino gracias a la novia de su mejor amiga, le vemos cómo contempla esa gran manzana que, para el que la visita por primera vez, siente lo mismo, que es interminable y que tiene muchos recovecos, pero poco a poco la va haciendo suya. Tiene que partir desde cero intentando escribir su nuevo libro en ese apartamento que empieza con un colchón y al que se le van sumando más muebles extravagantes para que sus hijos puedan quedarse con él, las noches acordadas. Todo ello lo logra y además muy creíble.

La historia no es nada original del otro mundo pero no cesa en situaciones extremas y divertidas ayudada por esa secundaria carismática y estupenda que es Cécile de France, con los diálogos y situaciones más que desternillantes y que hace que esta película sea un gustazo cómico constante. Tanto su exmujer como Audrey “Amelie” Tatou complemetan ese círculo de mujeres aunque sin tener ese nivel de risa como la amiga lesbiana pero sí dando pie a que esas escenas sean cada vez más embarazosas.

Un riesgo que queda bastante aceptable es la utilización de recursos visuales como semejanza de un videoclip, de instantes fragmentados que se unen por líneas de colores que le dan un aire muy apropiado al sentido y a un montaje más original de la película.

Una locura de película, agradable, sin pretensiones y con momentazos que hace que merezca mucho la pena

 
Nota: 6 Arcones


 
Y de Nueva York también han sido y formado parte de mi vida seriéfila, los cinco protagonistas de “Como conocí a vuestra madre”. Nueve años, número favorito de servidora incluido, que a pesar de tener temporadas más o menos punteras, me ha cautivado por su locura constante. La de las historias y la de los personajes.


 
Como comedia, cada uno de los capítulos siempre ha logrado esbozarme una sonrisa y teniendo una oferta cada vez mayor, en cuanto a series se refiere, para mí ha sido importante la manera que ha tenido de llegarme de diferentes maneras.

Sea sucesora o no de “Friends” que sabéis que no soy amiga de las etiquetas, lo cierto es que en mi opinión consigue una entidad propia, una filosofía fundamentada en las características extremas de sus personajes y en ir hilando una construcción en forma de querer saber quién era la madre.

En mi vida real, tengo Robin Scherbatsky, Barney Stinson, Ted Mosby y como no, soy Lilly Aldrin y Carlos es Marshall Eriksen. Y no es que exagere, lo somos. Ha habido escenas que las hemos vivido en casa y lo peor, ha habido momentos que hemos representado antes de que se viera en pantalla, lo que ellos iban a hacer. Muchas veces, daba hasta verdadero pánico. Como si nos espiaran en nuestra vida cotidiana.


 
Aparte de esto, siempre hay capítulos que recuerdas, piñas, calabazas putillas, gemelos, la curva de lo locura y el placer, la búsqueda de Victoria, los plantones en el altar pero siempre ese paraguas amarillo. Ese recordatorio del propósito de esta serie que, reincido, me cautivo desde los primeros diálogos cerveceros en el McClarens. He tenido sorpresas, cosas que anticipaba pero que me daba igual y muchos actores sorpresa que siempre se agradece porque ofrecen una faceta menos conocida y muy interesante.

Les voy a echar de menos. Sobretodo a mi Mosby. Ese niño que iba creciendo tierno y que me ponía tontita cada vez que le hacían daño y yo me moría por darle un abrazo, que me enseñara los edificios que más le gustaran de Nueva York y que me robara la trompa azul. Sigue dirigiendo proyectos increíbles y recomiendo que le sigáis en twitter (@JoshRadnor) porque pone temas musicales más que increíbles.

Los demás no creo que sufran la fiebre “Friends” y cada uno retomará su camino de diversas formas, cinematográfica para todos, excepto Neil Patrick Harris que está despuntando con la versión teatral de “Hedwig and the angry inch”. Pero seguirán siendo mis personajes locos y entrañables que me encantaba conocer y que me hacían una más que agradable compañía.

Todo lo que hicisteis para decirnos cómo conocisteis a vuestra madre fue legendario. Gracias.

Y sobre el final... pasopalabra


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