LA
FUNCIÓN MÁS ESPECIAL EN EL INSTITUTO RYDELL
El Teatro Cervantes de Málaga acogió, dentro de su 31 Festival, las últimas funciones de la gira de “Grease, el musical”. Todos los pases se llenaron y nosotros tuvimos la oportunidad de estar en el último de ellos donde todo el elenco no pudo reprimir las lágrimas de bailar finalmente los conocidos temas de la película.
El Teatro Cervantes de Málaga acogió, dentro de su 31 Festival, las últimas funciones de la gira de “Grease, el musical”. Todos los pases se llenaron y nosotros tuvimos la oportunidad de estar en el último de ellos donde todo el elenco no pudo reprimir las lágrimas de bailar finalmente los conocidos temas de la película.
Sin
duda, pude acudir a la función más emocionante. Pero no sólo en el
escenario. Mientras esperaba fuera del Teatro Cervantes a entrar a
disfrutar del musical, al otro lado de la plaza que se encontraba
enfrente de mí, vi a un padre tapándole los ojos a su hija mientras
la guiaba hasta muy cerca de donde yo me encontraba y la situó justo
delante del cartel promocional de “Grease” colocado en la
fachada. La madre, mientras tanto, preparaba nerviosa su móvil para
que pudiera grabar el momento en que su hija descubriría que, aunque
todas las entradas estaban vendidas todos los días, ella iba a poder
disfrutar de su musical. Consiguió poner ese video en marcha y el
padre le destapó los ojos a su hija, cuyos ojos se iluminaron de
emoción y posteriormente de llanto de alegría por poder ver a sus
ídolos del Instituto Rydell en el escenario.
Estas
son las premisas para disfrutar de un musical y se cumplieron los
pronósticos para satisfacer a esta pequeña y a todas las almas
soñadoras que hemos bailado, cantado y conocemos los vestuarios y
los escenarios de esta película que formó parte de nuestras vidas.
Los requisitos estuvieron a la altura, los trajes iguales a los de la
película y las escenas, aunque cambiadas de orden lo cual perturbó
un poco a los seguidores, estaban representadas de la manera que las
recordábamos, incluso en los pequeños detalles que al final son los
que más te fijas.
Sabiendo que era la última vez que iban a representar “Grease”, se denotaba en las voces mucha emoción y sentimiento, sobre todo en las actrices femeninas que para mí son el gran acierto de este musical. Esas Pink Ladies en las que todas nos hemos querido convertir y que encabezadas por las voces sorprendentes de Marta Arteta y Eva Manjón se convierten en el mejor atractivo de este musical. Los chicos, quizás el problema es que muchas de las mujeres que vimos esta película los visualizamos más canallas y los interpretaron con una ternura a la que le faltaba un poco de picardía, una actitud más de malote y un físico más contundente (excepto uno de los bailarines más destacados en altura y corpulencia que me dejó boquiabierta por su elasticidad de movimientos).
El
ritmo imprimido para las escenas y las voces estaban perfectamente
compactadas para formar una fiesta continua que animara a todos los
espectadores que fueron a disfrutar del musical, y si a esto le
añadimos unos bailes completamente dinámicos donde ocurría de todo
en primer y en segundo plano, se formaba un conjunto que contenía
todos los ingredientes que precisaba. Se cantaba, se aplaudía, se
sorprendía con los cambios de vestuario y las apariciones de los
actores entre el público y todo el mundo acababa con una sonrisa en
los labios por ver esa escena que esperaba representada de una manera
muy fidedigna y con los actores poniendo toda la carne en el asador
para transmitir su buena energía.
Algo
que aún me cuesta es esa adaptación de esos temas emblemáticos en
castellano, no los reconozco y algunas rimas están cogidas con
pinzas traducidas muy exactamente del inglés y sonaban bastante
raras, aunque otras sí que conjugaban con el espíritu de la
película. Pero esas canciones originales en inglés son difíciles
de superar.
Al
final, el colofón fue ver a todo el Teatro Cervantes de pié
bailando y observando cómo los actores agradecían a la banda y a la
coreógrafa, Coco Comín, que se encontraba entre el público y la
subieron siendo un día tan señalado como es la despedida de un
musical por el que ha trabajado tantísimo y ha estado girando
durante más de dos años, y abrazándose por formar parte de esta
aventura que estoy convencida que nunca olvidarán. Ver este tipo de
regalos teatrales es un desahogo para pensar solamente en ser feliz y
salir del teatro con las energías renovadas. Para que luego digan
que los lunes son el peor día de la semana.
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