sábado, febrero 15, 2014

Crítica "El Castigo sin Venganza"

EN EL TRIBUNAL DE DIOS, TRAIDOR, TE DIRÁN LA CAUSA

Obra: El Castigo sin Venganza
Actores: Elena González, Alicia Garau, Jesús Fuente, Daniel Acebes, Alejandro Saá, Julio Hidalgo, Rodrigo Arribas, Andrés Bernal y Alejandra Mayo
Lugar: Teatro Echegaray
Fecha: Viernes 14 de Febrero

Mi elección teatral para un día especial de enamorados no fue una historia cursi y ñoña, de las que no me escondo que, en ciertas ocasiones, me hacen falta y me hacen soñar, si no una verdadera historia de amor en un contexto muy complicado y que a priori parece imposible. En comparación con esas comedias románticas, el teatro clásico de Lope de Vega describió de una manera más acertada y propia, las dudas, los pesares y las decisiones que tenemos o que dejamos a un lado por amor. Nuestro autor prolífico del siglo de Oro supo hablar a la perfección de esos sentimientos pasionales y mostrarlos en los diálogos de los personajes de sus obras.

En “El Castigo sin venganza” somos testigos de la gran pasión que sienten una madrasta y su hijastro, Casandra y Federico, que, mitologías aparte, no pueden evitar, nada más conocerse. Pero se puede extrapolar a la vida real no con las mismas caras pero sí con los mismos sentimientos, ¿quién no se preguntado si hubiera encontrado antes a esta persona, qué hubiera sido de mi vida? ¿Y si me hubiera atrevido a decirle lo que sentía? ¿es mejor callar y olvidar lo que uno siente para no hacer daño o guiarse por el corazón?. Todo esto y mucho más refleja esta obra que tan magníficamente ponen en escena la Fundación Siglo de Oro.

El ejemplo de amor de Federico a Casandra es de los mejores de emoción teatral que he sentido desde el patio de butacas. La voz varonil y desgarradora de Rodrigo Arribas llegaba a lo más profundo del corazón cuando le interpelaba sentencias como “En fin, señora, me veo sin mí, sin vos, y sin Dios. Sin Dios, por lo que os deseo; sin mí, porque estoy sin vos; sin vos, porque no os poseo”. Y qué decir de la expresión de la mirada de Alejandra Mayo que, sentíamos junto a ella, cómo intentaba resistir sus fuerzas hacia algo incontrolable que sabía que le haría sufrir pero que no podía reprimir.

Si hace unas semanas decía que la versión de “El Caballero de Olmedo” que pudimos ver en el Festival de Teatro sería una excelente oportunidad para que muchas personas se acercarán al teatro clásico por su apuesta moderna pero con un respeto absoluto al texto, en este caso lo argumento con mucha más fuerza. Se entiende desde el principio hasta el fin, sin cambiar un ápice del texto. Y se entiende por dos razones, aunque la primordial es el propio texto de Lope de Vega.

La primera es la interpretación de los actores, magistral, salía desde sus corazones y no había nadie que pudiera decir, están leyendo el texto, como pasa en muchas ocasiones, sobre todo cuando se intenta adaptar de manera irrespetuosa, por parte de algunas compañías, incluyendo elementos de humor que nada tienen que ver con la historia de Lope de Vega argumentando que es más cercana al público, lo cual es mentira. Ellos interpretaban el texto desde cada uno de sus personajes y eran sus palabras tan bien vocalizadas y tan bien expresadas las que marcaban el entendimiento de todo lo que le sucede en “El castigo sin venganza”. Destaco, como he hecho anteriormente, a Rodrigo Arribas y Alejandra Mayo pero es que Jesús Fuente, quién nos contó previamente que ya había interpretado a otros personajes de esta obra, se hace muy grande con su Duque de Ferrara, es su traje, el que mejor lleva y el que mejor le sale. Y remarco también a una Alicia Garau que me ha enternecido con su Aurora, cálida, celosa y que muestra su carácter cuando le engañan de la misma forma que muchas actuaríamos. Y finalmente a un Alejandro Saá, que ha huido de hacer un Batín burlón y humorístico y le ha dado el empaque apropiado para que sea el narrador y el que le de ese toque necesario para seguir entendiendo lo que vamos viendo en escena. Me gusta la tonalidad de voz que ha aplicado para su personaje. En general, felicito a todos por su naturalidad y da gusto como recitan esos versos.

Y la segunda es la combinación de la escenografía, luces y música. Criticando que al principio se oía la música muy alta y se percibía con dificultad el diálogo de los actores, durante el resto de la obra y con muy pocos elementos han sabido contextualizar y dar el ambiente necesario para que la historia fuera lo más comprensible posible y a la vez para dar un juego que, en muchos casos, era una auténtica sorpresa y en determinados momentos, un cuadro de un museo, por ejemplo de Velázquez, que tenía su propio dinamismo y parecía salirse de un marco.


Se merecen todo el reconocimiento tanto nacional como internacional que están consiguiendo por el trabajo tan serio y profesional que están realizando con estas adaptaciones tan logradas y que su funcionalidad es precisa y necesaria en todos los montajes que he tenido la suerte de ver. Gracias a la Fundación Siglo de Oro hemos rescatado y estamos manteniendo un patrimonio teatral que como espectadora es un lujo ver cada una de esas obras interpretadas por ellos. Su esfuerzo se lleva mi gran aplauso y mi lealtad a todo lo que se propongan.

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