viernes, diciembre 19, 2014

Murphy cabrón

No quiero que aparezcas cuando no te necesito,
cada vez que lo haces invades esa parte de mí,
la que me destruye, la que no me gusta enseñar
y, sin embargo, decides aplicar tus propias leyes
corromper mis pensamientos, 
volverme más frágil,
nublarme la razón y derretirme el corazón

Me importa muy poco las tostadas, las llaves o que todos te nombren,
es como los refranes, nunca te he encontrado sentido,
y en el momento de la calma y que todo parece haber encontrado su sitio,
llegas y destruyes,
desalmas los gestos y mortificas mis palabras

Luego me repongo, pero el precio es un estrés que ansias,
me provocas ese pulso que al final acepto,
y logro reponerme pero veo tu risa desde lejos
y prometo que no me va a pasar más 
como las borracheras en las que las horas pasan más rápido
Y no lo cumplo. Y me autoconvenzo que no se cumplirá

Agresiva. Histérica. Rabiosa. Violenta. Débil
Así he sido hoy cuando la moira hizo acto de presencia
e hizo salir mi Artemisa que tuvo que ser aplacada.
Consigues que mi fe siga desapareciendo,
que las señales me sigan pareciendo banales
y que me la has mandado para extenuar mi sufrimiento

Su toxicidad la repelía con mi ignorancia,
entraste en mí para que resurgiera el dolor,
ella lo ha absorbido,
ella lo ha disfrutado,
ella me ha vencido.

Gracias cabrón de Murphy,
si que me he sentido una mierda,
una papafrita,
alguien que no va a acabar su sopa.

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