domingo, enero 18, 2015

Crónica de "Misántropo"

¿Recordáis por qué os aficionásteis al teatro? O ¿por qué, como es mi caso, no sé vivir mejor sin ver una obra?. Disfrutando de cada detalle de "Misántropo" en mi función del Festival de Teatro de Málaga, no he podido parar de recordar todos esos aspectos por los que el teatro en nuestra vida es algo fundamental. Y mucho más si va de la mano de todo el equipo de Kamikaze Producciones.

Se levanta el telón y la escenografía ya es pura poesía clara que te mete de lleno en dónde nos tenemos que centrar. El callejón maloliento de la parte de atrás de una discoteca, con cubos de basura y hasta se pueden oler los orines de la pared. De ahí, aparecen los primeros personajes jugando con esa puerta que parece la entrada de la mentira donde no se puede hablar por la música y el exterior donde se pueden expresar las verdades que se entienden. Son Alcestes y Filinto, los mismos nombres de personajes de la obra de Molière y su misma esencia pero en el contexto que se necesita entender en el año 2015. Comienzan a deliberar sobre nuestras propias realidades sociales, mentira, hipocresía, envidia, bienquedismo, egoismo, adulación, falta de respeto, valores en definitivo que se ponen en cuestión con el mejor texto y los mejores diálogos que yo he escuchado de la pluma de Miguel del Arco.

Posteriormente van apareciendo los restantes personajes, Oronte quién tiene de las mejores respuestas por parte del poseedor de la verdad sobre su futuro artístico que cree que tiene ganado por su cara bonita y un estribillo pegadizo, Celimena la deseada y provocadora de la turbación del propio Alcestes, quién es la única que puede manejar a voluntad las capacidades concretas del sabio que no encuentra su lógica al estar perdidamente enamorado y finalmente Clitandro, Elianta y Arsinoé que representan a la mayoría, a las posturas políticamente correctas que tomamos siempre en nuestras vidas para escapar del ostracismo y de la soledad y sentirnos integrados en el grupo.

Como digo, los textos rebosan verdades comunes que pasan por todos los estados que nadie pueda imaginar y que, más que nada, en boca de Alcestes, no tienes más que aplaudir en silencio a la espera de otra consideración acertada, y otra y otra, y así van pasando todas las cosas que deberían preocuparnos y no hacemos por no querer implicarnos y sobrevivir a la voluntad de la mayoría.

A estos textos hay que unirle más elementos que consiguen que la obra no se haga en ningún momento monótona. Juego de luces en las paredes de ese callejón infecto para mostrar pensamientos que ayudan a comprender mejor, las situaciones que van apareciendo en el escenario y también unos movimientos lentos como si se rodaran a cámara lenta, en los que los actores se interrelacionan ambientados por esos juegos de luces magistrales y todo lo dosificas despacio pero verlo en directo es impresionante. Ha tenido que ser un trabajo en los ensayos bárbaro para que quede visualmente como al final sucede. 

En esos movimientos y en todas las escenas conjuntas, hay alguien que siempre se mantiene quieto viendo lo que ocurre sin querer intervenir y en el caso de esos movimientos precisos con iluminación, se posiciona diferente a los demás. Le pasan por encima y es como si no le vieran. Es el caso de Alcestes. Ante su mirada, vemos en lo que nos hemos convertido, en lo que desdecimos de un momento a otro, en cómo podemos pisarnos y adorarnos en cuestión de segundos. La vida real desde sus ojos. La realidad a la que no nos queremos comprometer y a la que nos asusta llevar la contraria. Anhelos, miedos, amor y burlas. Es lo que no puede aceptar Alcestes, es esa sociedad a la que no quiere pertenecer porque es corrupta y acepta a los corruptos. La posición que muchas veces en tu mente quieres tomar pero el animal social que llevas en tu corazón, no te deja. Es asombroso lo claro que se ve en la obra gracias a este personaje y en cómo se ha montado para que el espectador lo perciba de esta manera.

Y sé que todos los actores están magníficos. Sino fuera así, no podría salir esta aventura en la vida. Todos tienen su momento y lo aprovechan de lujo. Y sin ese trabajo en equipo, este "Misántropo" no tendría sentido. Pero particularmente yo me tengo que poner a los pies de Israel Elejalde. Lo que ese hombre ha hecho encima de un escenario hacía mucho y digo, mucho tiempo que no lo sentía. Lo que me ha transmitido. Lo que le he entendido. Las ganas que he tenido de levantarme y aplaudir por lo que decía o darle un abrazo de apoyo. Sus palabras han sido imanes para mi y su interpretación me dejaba anonadada. Cómo lo ha hecho tan suyo y se ha convertido en un actor soltador de verdades y con verdad en todo lo que hacía y expresaba. Bravo Israel y gracias eternas de parte de una espectadora que soñaba y vibraba por volver a tener las sensaciones que le has provocado durante y después de esta función.

Es la mejor de Kamikaze Producciones, y eso que he flipado con "La función por hacer", "De ratones y hombres" y "Juicio a una zorra", pero lo que ha hecho todo este equipo en un escenario es para que todo el mundo, tome todas las notas que necesite aunque ocupe lo que toda una enciclopedia y se hagan más obras de teatro como ésta. El teatro es esto. Esto es mi entretenimiento. Debería ser siempre así y han dado una lección enorme sobre quién se empeña en hacer las cosas con vocación, saber hacer y placer. Por "Misántropo" adoro el teatro y no puede faltar en mi vida. Gracias por darme este regalo.

 

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