miércoles, diciembre 18, 2013

Obligaciones y sorpresas

Ya llega la Navidad. Es inevitable y hay que estar preparada para ella.
Estos últimos años, incluidos más allá del fallecimiento de mi grandullón, cuando llega el mes de octubre ya me voy asustando en disimulo. "Verás para organizarnos", "a ver este año qué pasa" o "habrá que dividirnos y compensar a todos". Aquí ya me empiezo a poner nerviosa y a cogerle manía. Los únicos momentos de felicidad es pensar cómo sorprender a mi Carlos tanto en su cumpleaños como en Reyes. Cada año reconozco que me cuesta más, pero esa bombillita de las ideas de los tebeos se enciende en los momentos más inesperados y al final logro cazar una idea que en la mayoría de las ocasiones, por no decir todas, no se espera. 

Llega noviembre y hay que desarrollar y poner en práctica las ideas de los regalos. Esconderlos, ir destrangis a buscarlos y prepararlos (además de ir soltando perlitas y engaños para ponerlo nervioso y despistar). Ese proceso ya consigue que la Navidad vaya entrando en mi cuerpo sin mosquearme y ya empiezo a mentalizarme que puedo ir colocando el árbol y los adornos y que a lo mejor puede salir todo sin problema este año.

Y ya llega diciembre y el Grinch, como dice mi amiga Carmen, crece en mi interior. "Y ¿por qué no venís este día?", "No, si el año pasado no estuvimos pero este año estamos", "Yo me encargo del postre, lo compro en el súper" y demás planes que van variando de la noche a la mañana. No lo soporto. Empieza a surgir la obligación y por tanto, mi tristeza. Y no es que quede "hipster" (que ganas de utilizar este palabro), el decir que no me gusta la Navidad para ir de "cool", es que lo he comprobado y es así como me siento. Obligada, obligada y obligada.

Mi amigo Salva dice que deberíamos inventar una fiesta alternativa a la Navidad para los ateos y yo estoy de acuerdo. Yo lo que propongo es una fiesta donde no haya que reunirse por obligación. Igual que en San Valentín, en lugar de regalarnos cosas, cogemos ese dinero que nos gastaríamos y lo invertimos en una cena. Darle también la vuelta a la tortilla en estos días. Quedar no el 24, 25, 31 o 1, si no los que no sean los oficiales, ver a la familia, sí, pero en las dosis que cada uno necesite y sobre todo que nadie determine cómo tienen que hacer los demás las cosas y aceptar que hay personas con las que no te apetece juntarte en una mesa, que te cabrea que no se cocinen las cosas y las traigan preparadas artificialmente y que por mucho que tú intentes compensar a todos, nunca funciona.

Afortunadamente las excusas en Navidad también sirven para realizar las reuniones y sorpresas que sí que necesitas



Esta fue una de ellas. Preparada con mucho tiempo y que mereció la pena por ver la cara de mi amiga Carmen cuando nos reunimos sus amigas de sorpresa por su cumpleaños. Risas, confidencias, camareros guapos y mucho baile. Nos divertimos como nos gusta y para mí fue una reunión navideña ideal donde no había disimulo y buena cara, había naturalidad. Chicas, ¡ hay que hacer quedada conciertera !

La próxima la voy a tener este sábado con mis "niños de la radio" (aunque algunos la falta de asistencia les va a suponer que el secuestro sea inminente y que van a tener que recuperar esa asignatura conmigo en breve). Me emociono cada vez que comparto momentos con ellos, me dejo llevar y disfruto como una enana. Los Reyes podrán regalarnos el seguir haciendo nuestro "Esperándote" y que esa felicidad que nos contagiamos, la transmitamos en breve a través de esta gran herramienta útil que es Internet. 

Luego ya vendrán las comidas y cenas oficiales, las de la buena cara y con ganas de que llegue el 7 de enero y todo pase como un sueño de Antonio Resines. Y si hay fechas en las que me acuerdo mucho de ver la película "La vida de Brian", en estas fechas, "Pesadilla antes de Navidad" se convierte en mi referencia absoluta. A pesar de todo, felices fiestas y conviertan sus obligaciones en sorpresas.

PESADILLA ANTES DE NAVIDAD (MÚSICA ORQUESTA)

2 comentarios:

Mai dijo...

Felices fiestas para ti tambien, y recuerda que muchas de las obligaciones nos las ponemos nosotros mismos, asi que este año dejate llevar y ya veras como el grinch va quedando de lado. PD. Tener una enana de 4 años cantando hasta la saciedad "que suenen las campanas que los peces comen turrones en el rio gangnam styleeeeeee" ayuda, pero no es imprescindible, eh? jeje. Besos

Natileia dijo...

Seguramente sea el paso que me ayude pero mientras tanto ese Grinch navideño sobrevive dentro de mi.
Y las obligaciones no nos las ponemos nosotros mismos, te lo aseguro, todos tenemos que pasar por ellas, una ley de vida que ojalá generaciones futuras, puedan mejorar.
Más besos para tí, incluso besos navideños ;)