Entiendo el contexto religioso en el que estas mujeres se sumergían y, mucho más, en un país enraizadamente católico como es Irlanda. De verdad, que no me salí de esa circunstancia pero sin ser madre, si como madre me hacen lo que le hicieron a esta mujer, es que no puedo perdonar ni entender lo que le hicieron. Es cruel, es ruín y le destrozaron la vida y aún así, calma al periodista que le ayuda a encontrar a su hijo para que no monte una escena delante de las monjas que vendieron a su pequeño, cuando eso es lo mínimo que yo haría en esas mismas circunstancias.
Es un película que refleja y cuenta muy bien la historia pero creo que este enfado me perjudicó a la hora de que encontrara buenas sensaciones para recomendarla. E incluso no me gustaron las interpretaciones de Judi Dench, a la que adoro, ni del productor y protagonista, Steve Coogan, a quién ya le denoto una tesitura a lo Jim Carrey para intentar resarcirse de su faceta cómica y demostrar que puede a lo dramática. Y le sale igual de mal que al gesticulante con patas. En "¿Qué hacemos con Maisie?" le salva Julianne Moore y aquí, Judi Dench, aunque no es el papel en el que me ha gustado verla.
Lo que sí reconozco es que hacía tiempo que no me pasaba esto de salir airada de una película pero no me compensa conocer esta historia y saber ese final cuando se están conociendo tantos casos de familias que aún siguen sin saber qué ocurrió con los hijos que le arrebataron.
Nota: 3 Arcones
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