martes, septiembre 23, 2008

La importancia de llamarse Ernesto


Como ayer me quedé sin Internet, tuve que dejar el arcón en la buhardilla sin abrir y cogiendo algo de polvo. Hoy ya lo vuelvo a abrir sin problemas para hablaros de la obra que tuve la suerte de disfrutar el pasado domingo, La importancia de llamarse Ernesto.

Una comedia bien adaptada por Daniel Pérez y Eduardo Galán, en la que aunque uno no haya leído la obra de Oscar Wilde, no pasa nada. Los autores consiguen que la historia se entienda a la perfección desde el principio, y sobretodo, su máximo logro son unos divertidísimos diálogos entre los personajes, que conservan esa ironía sofisticada del señor Wilde, pero a la vez la hacen cercana y muy entendible al espectador.

El reparto sorprende sobretodo por las caras menos conocidas, las de Rebeca Valls y Fran Nortes, un duo de excentricidad muy alocada pero que consiguieron nada más con sus movimientos que todo el teatro riéramos a placer y disfrutáramos a cada segundo de su presencia en el escenario.

Tanto Carmen Morales y los demás miembros del reparto complementan a la perfección una obra que ya está bien hecha desde la base y eso ayuda a que el resultado final sea satisfactorio.

Quizás lo menos llamativo es un decorado sobrio y que con pocas cosas pretende aprovechar para narrar todas las situaciones y lo consigue pero queda algo pobre, si lo comparamos con la gran genialidad de los actores y su presencia en escena y después me hubiera gustado menos exageración en algunos de los personajes para que fueran un poco más reales.

Pero por lo demás es una gran obra de teatro para disfrutar, reirse, divertirse y pasar un buen rato viendo una buena historia con alguien que se llama Ernesto.

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