martes, abril 15, 2014

Entrevista Jesús Castejón - "De amor y lujuría"

A mi me estaba brincando el texto y lo estaba pasando bien en el ensayo y de pronto, Emilio Gutiérrez Caba exclamó un shhh muy dulce y cariñoso y un “no corras”


En los textos de Góngora, Quevedo o Tirso de Molina se hablaba también de sexo. Otra cosa es que en nuestra educación nos reservaran esos pasajes con la intención de vendernos esa idea edulcorada de los clásicos y fomentando la idea que se hablaba solo del amor, en su versión más espiritual. En “De amor y lujuría” tendremos la ocasión de conocer estos textos, sorprendernos con lo que en ellos aparece y disfrutar de las magníficas interpretaciones de María Jose Goyanes, Emilio Gutiérrez Caba, Cristina Goyanes y Jesús Castejón, a quién entrevistamos para conocer más entresijos y curiosidades de esta obra.

P: ¿Qué tipo de textos nos vamos a encontrar en “De amor y lujuría”? Porque me parece que no son los que más conocemos del Siglo de Oro

Jesús Castejón:
Sobretodo normalizar lo que es inherente al ser humano que es el sexo y el deseo del placer sexual. No es de ahora, no somos generaciones libertinas ni somos pecadores. Los pecadores han existido siempre, con respeto a lo que la Iglesia Católica considera como pecado, y son obras de arte con versos muy buenos de Góngora, Quevedo y alguno que se nos ha colado que es más contemporáneo, pero no importa porque dentro del contexto tiene toda una argumentación que viene bien. No es nada sorprendente que no esté en la docencia pero según a qué edades ya se debería incluir, hay mucha riqueza en cuanto a poesía erótica.

P: ¿Habéis querido recuperar ese teatro de recitar? De modular voces y crear una música con el ritmo que cautivaba mucho y seguro que ahora también, al público teatral

Jesús Castejón: Recitar y además interpretar. No declamar. Hay cuatro intérpretes en escena que naturalmente son actores y actrices y no pueden dejar de interpretar un texto hablado. Esto nos lo han enseñado siempre los grandes actores. Se acaba de ir uno de los más grandes que es Alfredo Alcón y él tenía la virtud de recitar interpretando, de lo contrario se convierte en una amalgama textual. Lo que atrapa al espectador es que los actores pongan carne a lo que estos escritores idearon, viviendo el conflicto de lo que cuentan.    Si no, da igual, lo lees.

P: Tu has entrado ahora en ese cuarteto, y supongo que habrás tenido algo más de dificultad al no haber estado desde el principio. ¿Cómo ha sido tu trabajo en ese sentido?

Jesús Castejón: Sustituyo a Ramón Langa que, de repente, ha tenido otros asuntos que atender y quedaban funciones por atender y no tenía el compromiso con el espectáculo. Hablando, de forma muy personal, con María José, con el productor, Salvador Collado y con los compañeros, yo tenía libre hasta pasado el verano y no quise que cortaran el espectáculo. Hoy día, cortar un espectáculo que está gustando mucho y que está funcionando muy bien es una lástima. Los textos están sobre un atril y se pueden leer y los vamos leyendo, porque no están memorizados, porque si no, entraríamos en otra cosa. La gente tiene que ver que hacemos el esfuerzo de la lectura delante de ellos que es muchísimo más interesante, porque entonces habría que escenificar, no tendría pies ni cabeza, de manera que María José le ha dado esa forma de recitar que es muy atractiva y potente. Estamos vestidos muy guapos, nada más, y para adelante con el texto. Así llegué a este espectáculo, muy tarde ya, pero me lo paso muy bien haciéndolo. Alguno de los textos son realmente divertidos, la gente no se espera los finales que son tremendos. Se habla de la exhaustiva participación del clero en el sexo, el clero jamás ha dejado el sexo de lado, lo ha intentado, algunos lo han conseguido y está muy reflejado en estos poemas.

P: En el teatro sois todos una familia, con lo cual, el haberte incorporado más tarde, por lo que cuentas no ha repercutido en el resultado

Jesús Castejón:
Fíjate que aunque sea un tópico eso es cierto que con la muerte de mi padre (Rafael Castejón, gran actor de zarzuela que murió el pasado mes de marzo, sólo un mes que su madre, Pepa Rosado) ha habido un despliegue tremendo de gente que ha aparecido y que no veíamos de hace mucho tiempo y que han venido a despedir a mis padres. Si que es verdad que somos una familia. Sobretodo la gente de teatro, somos una familia. Yo estaba entre amigos, María José Goyanes, una colega a la que admiro de toda mi vida, Cristina, Salvador Collado que además de ser socios y trabajar mucho juntos, somos muy amigos. Era como una obligación estar oyendo esas conversaciones de suspensión de representación por el tema de Ramón y yo les dije que “de ningún modo, que si ellos querían lo hacía yo”. Y ellos, encantados de la vida.

P: Entiendo por lo que estás pasando por tu padre que fue un referente y que va a marcar tu carrera de una manera diferente, siempre contigo pero no de la misma forma

Jesús Castejón: Cuando se van empiezan a estar más presentes que nunca. Uno los echa de menos. Tiene el vacío y el desgaje porque, además, es como algo que se te desgaja. Es algo que la gente tiene que experimentar porque es el modo natural de que la vida avanza y se tienen que ir antes los mayores, pero es como si te faltara algo físico.

P: Te pasara que habrá momentos, gestos y frases que recordarán a él y al legado actoral que te ha dejado

Jesús Castejón: Esa es la presencia a la que me refiero. Mi hermana que en ninguno de los dos casos ha podido estar porque estaba fuera en Colombia y en Lituania y todavía no nos hemos visto, tuvimos una hora de conversación y estuvimos hablando de este tipo de cosas. Cada cosa que hacemos durante el día parece que, sin duda, viene de ellos porque genéticamente eso ya pertenece a la ciencia pero hay cosas que hace uno a lo largo del día que te cambia la forma de ver la vida absolutamente. Le das valor a aquellas cosas que realmente lo tienen y vives la vida más al día a día. Ahora en el trabajo siento la presencia de ellos todo el tiempo como una protección y un recuerdo que me alivia.

P: Volviendo a la obra, ¿conocías los textos que te tocaron?

Jesús Castejón: No. En absoluto. Esto es un trabajo de María José. Yo sabía que existían poemas eróticos por “El libro del Buen Amor” y demás. Pero no sabían que existían éstos concretamente. María José ha hecho una labor de investigación para hacer este espectáculo. La puesta en escena la ha hecho muy inteligentemente, cada uno en su atril pero tenemos una interactuación entre todos y una complicidad absoluta con el público que, desde el primer minuto, ya empieza a reírse y a participar de aquello.

P: Y además vais con música, lo que mejora el espectáculo

Jesús Castejón:
Tenemos un multimúsico porque toca varias cosas que va acompañando estos textos y va sirviendo de hilo conductor sonoro. Entre un texto que se deja y que entre el siguiente, hay una música que te conduce y te sitúa exactamente en la energía que necesitas para el siguiente poema.

P: ¿Qué has aprendido leyéndolos?

Jesús Castejón: Más paciencia. Tengo mucho oficio porque tengo muchos años y los años te dan el oficio. Al leer un texto que te gusta, había que ponerle paciencia pero ahí estaba el ojo avizor de María José y de Emilio Gutiérrez Caba que es un grandísimo actor, que es otro de mis héroes de este trabajo, y me decía shhh, no corras. El texto me brincaba en la boca porque era divertido y me gustaban mucho esos versos y entonces iba a por otro y a por otro, no era una cuestión de correr de cuanto antes acabe mejor porque esto, a veces nos ocurre a los actores con experiencia como yo. Estás deseando acabar. Hay necesidad de acabar porque la autocrítica no te permite disfrutarlo. A mi me estaba brincando y lo estaba pasando bien en el ensayo y de pronto, un shhh muy suave y cariñoso de Emilio diciendo, no corras. Es fruto de la pasión, cuando uno está haciendo algo que le divierte mucho, pierde la noción de algo técnico como es el tempo, luego se instala y deja de ser técnico y vuelve a ser orgánico. De momento, algo a lo que uno quiere imprimirle un ritmo, lo confunde, sin darse cuenta, con velocidad. Y si eres un tipo impaciente, como yo, pues más todavía.

P: ¿El mejor regalo sería que la gente se decidiera a releer estos clásicos o querer descubrir más?

Jesús Castejón: Ese sería el regalo, no sólo para nosotros, si no para mucha gente. El teatro que es un espejo de la vida es algo que debería formar parte de la educación, con la posibilidad de ejecutarlo y hacerlo. No solamente estudiar textos teatrales y analizarlos como en una clase de literatura. El teatro tendría que estar en la educación. De esta manera, la gente sabría que el teatro es algo más que un modo de diversión. Por supuesto, cada vez que uno con esa conciencia, se sube al escenario, esto lo explica muy bien José Pedro Carrión, su voluntad y su deseo es que eso ocurra. Que la gente salga del teatro y se interese por esas palabras que acaban de escuchar y las busque escritas y las reinterprete. O que, por lo menos, después de vivir el fenómeno o reírse o llorar, salir y encontrarse con la reflexión. Preguntarse de qué me he estado riendo o qué es lo que me ha hecho llorar. Eso es suficiente para crear en la gente una conciencia y una necesidad de volver al teatro. En esto, tenemos que poner muchísima atención cuando montamos, dirigimos y creamos un espectáculo. Que a la gente le queden ganas de volver, por supuesto, pero si no pues que le quede la curiosidad de saber más.

Para saber precisamente más y sorprenderse con el amor y la lujuría de estos textos, lo pueden hacer este sábado a las 20:00 y el domingo a las 19:00 en el Teatro Cervantes. A Jesús Castejón le podremos ver pronto en algunos capítulo de la tercera temporada de la serie “Isabel”, en el mes de julio en los verano de la Villa que está montando “La venganza de don Mendo” para los Jardines de Sabatini volviendo a trabajar con José Pedro Carrión y a partir de septiembre empezará la gira de la última obra que ha dirigido “La puta enamorada”, un texto de Chema Cardeña, que espera pasar por Málaga.

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