Este
artículo está inspirado en una conversación reciente con mi amigo,
el actor, Noé Lifona. En ella, recordábamos esas comedias
románticas que nos entusiasmaron, sobretodo, por sus diálogos
míticos que estoy como loca por reproducir en su voz cuando
consigamos tener nuestra emisora de radio soñada. (De hecho, aunque
empezamos con fragmentos teatrales, mi idea principal era llegar a
estos momentos peliculeros para derretirme en los micrófonos con sus
voces)
El
hecho es que noté que él las sentía igual que cuando yo las ví en
mi adolescencia. Lo que siempre se les critica es su falta de
conexión con la realidad y que resultan repetitivas. Concepto que
entiendo que llegue a sus detractores pero en mi caso, y sé que en
el de muchos y muchas que las recuerdan también, eso no era lo más
destacado y lo principal. Esas películas cumplían mi misión
cinematográfica de evadirme del mundanal ruido. De soñar. De
ponerme en el lugar de esas actrices deseando que me dijeran esas
frases y quedarme con una expresión perpleja de felicidad. De pasear
por esos rincones donde sólo se pueden expresar esas frases de amor.
De tener una relación loca con tu mejor amigo o el chico con el que
todos saben que vas a acabar al final, que tenga esa confianza y ese
descaro y que, al final, sucumba en un romance. De las canciones
perfectas que envuelven esas historias. De que me saquen a bailar
aunque los dos no sepan. Y, en definitiva, de entrar en esa locura
sin fin que me han regalado los mejores momentos en una sala de cine.
Muchas
de ellas, son de mis favoritas, por culpa de mi grandullón. A partir
de los 14 años, cada fin de semana alternábamos para elegir qué
película veíamos los dos y era muy curioso. Yo siempre buscaba las
que él le fueran a gustar y viceversa (excepto con la reposición en
el 97 de “La guerra de las galaxias” que está la eligió sin
duda sabiendo que no iba a escoger nunca una peli que consideraba de
marcianitos y menos mal, que insistió). Así que mis comedias
románticas las disfrutaba con él. Y digo disfrutar de verdad, las
elegía por mí, pero nos encantaban, siempre salíamos con eso de
vaya peli más tonta pero qué bien nos lo hemos pasado y siempre
recordábamos escenas. Se reía muchísimo con ellas y mucho más con
las comedias, en los que nuestros gustos siempre fueron muy
particulares y casi ninguna cumplía con lo que nos interesaba. Para
eso, nos poníamos “La vida de Brian” en casa o simplemente
recuerdo sus mejores carcajadas con “Airbag” y “Chá chá chá”
y pocas más.
Así
que lo que me he decidido hacer es un ranking de mis 10 favoritas con
el fin de querer conseguir lo mismo que me ha pasado buscándolas,
que las recordéis, esbocéis vuestra mejor sonrisa y que añadáis
las que os falten. Sólo he incluido diez, para que no sea un listado
eterno, y se me han quedado fuera bastantes. Estas son las elegidas:
10.
LA
CASA DEL LAGO (2006)
Sandra Bullock y Keanu Reeves
Esta fue una vuelta atrás a tantas comedias con las que había disfrutado. En realidad, se acerca más al drama que a la comedia romántica, pero las echaba tanto de menos que me acercaron con sus miradas y esa imposibilidad de verse por esos momentos en el tiempo diferentes que esa casa les determinaba. Iba a poner “Mientras dormías” pero en este baile encontré mucha más verdad que en esa relación con Bill Pullman. Y sí, seguiré defendiendo a Sandra Bullock, a Keanu menos que parece propenso a hacer cosas cada vez más raras, ¡ vuelve con Sandra !
Sandra Bullock y Keanu Reeves
Esta fue una vuelta atrás a tantas comedias con las que había disfrutado. En realidad, se acerca más al drama que a la comedia romántica, pero las echaba tanto de menos que me acercaron con sus miradas y esa imposibilidad de verse por esos momentos en el tiempo diferentes que esa casa les determinaba. Iba a poner “Mientras dormías” pero en este baile encontré mucha más verdad que en esa relación con Bill Pullman. Y sí, seguiré defendiendo a Sandra Bullock, a Keanu menos que parece propenso a hacer cosas cada vez más raras, ¡ vuelve con Sandra !
9.
LA
BODA DE MI MEJOR AMIGO (1997)
Julia
Roberts, Dermot Mulroney y Cameron Díaz
Esta
ha sido de las pocas que he ido a ver dos veces y no por voluntad
fanática. Una por mi grandullón y otra porque mis amigas querían
verla y no las convencí por ir a ver otra a pesar de repetir una y
otra vez que ya la había visto. Me gusta el comienzo con esa canción
tan pegadiza, me gusta esa tensión nerviosa de Julia volviéndose
majarona perdida intentando ridiculizar a Cameron Díaz, me gusta la
escena del karaoke, la de la gelatina y el crèmè brulè que no
logró encontrar, la confesión y la sorpresiva parte final. Como no,
me gusta Rupert Everett cantando ese “I say litle prayer for fou”.
Esos móviles ladrillo que empiezan a hacer furor en las películas.
Y me gusta este “y si...” donde los dos no se dicen nada y con el
baile posterior que no sale en el vídeo, se dicen tanto...
8.
CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY (1989)
Billy
Cristal y Meg Ryan
Hay
mucho más que la famosa escena parodiada del orgasmo. Hay diálogos
brillantes. Un amigo que no vas a tener así en la vida. La dirección
de Rob Reiner y el guión de Nora Ephron. Meg Ryan recuerdo que era
guapa. Billy Cristal no me pegaba ni con cola, hasta que empezaron a
discutir en la primera escena. Y adoro esta película por esta
confesión en Nochevieja
7.
UNA
CUESTIÓN DE TIEMPO (2013)
Domhnall
Gleeson y Rachel McAdams
La
gran sorpresa actual en cuanto a comedias románticas se refiere.
Aunque no me debería extrañar tanto estando Richard Curtis a la
dirección. Recuperé mi sonrisilla tonta sobretodo con el
protagonista y las decisiones que toma por mejorar la vida de la
chica a la que quiere. Todo lo hace por ella. Por el vestuario de
Rachel McAdams que lo quiero todo para mi (vestido rojo más que
nada). Porque respeta la filosofía de historia tonta rodeada de
entrañabilidad. Porque el actor de nombre impronunciable es un Hugh
Grant con mejor dotes de actuación y más creíble. Porque es un
amor. Por la banda sonora maravillosa. Y por las explicaciones
finales de para qué va a usar ese armario que le atrasa en el tiempo
al momento que él elija
6.
NOTTING
HILL (1999)
Julia
Roberts y Hugh Grant
Sí.
Lo primero que hice al pisar Londres fue ir a la librería, donde ya
no venden guías de turismo, sino que hay una librera que está hasta
las narices de que la visiten por la película pero por otro lado, si
no hubiera película, ¿quién sabe ni que existe?. En fin, le
perdono porque le encontró un libro de Lego ideal a Carlos. Me gusta
el papel tonto tímido de Hugh Grant. Que salgan Rhys Efans y Lord
Grantham de “Downton Abbey”. Me gusta la banda sonora. El parque
donde leen. La dulzura del rostro de Julia cuando conoce a la familia
de Hugh. Su cara también cuando sale del mundo artístico y puede
disfrutar. Y ese “solo soy una chica delante de un chico pidiéndole
que la quiera”
5.
LOVE
ACTUALLY (2003)
Pechá
de gente
Por
Richard Curtis again. Porque recuerdo que mi grandullón lloró con
el niño y con otras parejas infelices pero no viene al caso. Porque
no nos reímos con el pesado de Mr.Bean. Por Billy Nighy again. Por
el gran Alan Rickman. Porque se salía de lo original y lo corriente.
Porque todas las historias tenían un sentido especial y no había
ninguna descartable. ¡Sale Martin Freeman! (en la escena de los
actores porno). Tengo que volver a verla. Por la canción “Christmas
all around”. Y por los carteles
4.
JERRY
MAGUIRE (1996)
Tom
Cruise y Renee Zellweger
¡Qué
injusticia que este hombre se quedara sin el Oscar! ¡Bárbaro en
esta película! Se sigue demostrando que la Lawrence es una copia
barata de la bollos original Sellweger. El niño es adorable.
Comienza el ciclo de niños adorables. Enséñame la pasta. Bolsa de
peces. Ternura. Riesgo. Dulzura. Banda sonora “Secret Garden” de
Bruce Springsteen. No tengo el doblaje en español pero os pongo la
transcripción y la escena en inglés de lo mejor de lo mejor. Ya me
ganaste con el “Hola”
Jerry Maguire
Tom
Cruise (Jerry): Hola. Hola. Busco a mi esposa
Espera.
Ok, Ok. Ok. Si aquí es donde tiene que pasar, aquí pasará. No te
dejaré deshacerte de mi. ¿Qué tal? Esto solía ser mi
especialidad. Ya sabes, Yo era bueno en la sala. Ellos me enviarian
ahí, yo lo haría solo. Y ahora yo... Yo no se. Pero esta noche,
nuestro pequeño proyecto, nuestra empresa, tuvo una gran noche. Una
gran, gran noche. Pero no estaba completa, no estaba ni cerca de
estarlo, porque no pude compartirla contigo. No pude escuchar tu voz,
o reir sobre ello contigo. Extraño a mi esposa. Vivimos en un mundo
cínico, un mundo cínico, cínico, y trabajamos en un negocio de
competidores duros. Te amo. Tu me completas. Y yo sólo...
Renee
Zellweger (Dorothy): Cállate, sólo cállate, me tenías desde el
hola.
3.
PERSIGUIENDO
A AMY (1997)
Ben
Affleck y Joey Laurie Adams
Odiaba
esta película porque era la favorita de un ex y me recordaba a él.
Mi amor actual adora a su director, Kevin Smith, y me obliga de nuevo
a verla. Ya la puedo ver siempre. Lo que hace después, excepto con
“Jersey Girl” (¿veis, niña adorable?), sigue sin gustarme.
Sorprendente. Más coloquial. Y ese monólogo de Ben Affleck, aunque
no fuera la persona indicada, me lo dijeron. Ahora espero que el
siguiente en el futuro sea de verdad. Obviando esto, es una
declaración emocionante de principio a fin y yo no sé como ella
puede poner todo el rato ese rostro de enfado
2.
ALGO
PARA RECORDAR (1993)
Tom
Hanks y Meg Ryan
Mi
tándem favorito y mi directora favorita, Nora Ephron. Niño
adorable. Tensión hasta el final. ¿Otra vez Bill Pullman?. Tu y yo.
Cuando estuve en Nueva York, subí al Empire State prácticamente al
mismo momento que en la película. Meg Ryan guapa. Cómo la recuerdo,
ahora no existe. Y la radio. ¿Una premonición?. Quizás porque
siempre decía que yo hubiera aprovechado más la llamada de Tom
Hanks. En la escena falta esa maravillosa respuesta de ¿Qué tenía
de especial su esposa? ¿Cuanto dura su programa?. ¡Quiero
entrevistar a alguien así!
1.
TIENES
UN EMAIL (1998)
Tom
Hanks y Meg Ryan
Me
repito con mi tándem. Lo sé, es una copia de “El bazar de las
sorpresas”. Me da igual. La tienda de la vuelta de la esquina. Las
margaritas y el resfriado. Deletrea F O X. Somewhere over the
rainbow. El perro. Cuando él se da cuenta quién es ella y hace todo
tipo de artimañas para desestabilizarla y llevarla como quiere. Por
ese final. Por Nueva York. Por las risas de mi grandullón. Porque
nunca me olvido de esta película cuando nombro mis favoritas. Porque
es la única donde una pareja corta sin malos rollos y con todo tipo
de entendimiento. Por Greg Kinnear. Por Starbucks. Por el caviar que
sólo coge Tom Hanks del plato. Por esas ventanas de email antiguas y
entrañables. Por Kathleen Kelly y Joe Fox. Por Meg Ryan guapa,
guapa, guapa, que ahora no es de verdad. Por Tom Hanks y cómo la
engaña y cómo quiero que me engañe a mí. Por cómo echo de menos
a Nora Ephron. Porque siempre le agradeceré que me diera esta
película. Y los vestidos de Meg Ryan. Y porque cuando vi por primera
vez esta secuencia entendí su frase de ¿Qué tienen los hombres con
“El Padrino”?
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