Yo
creo que lo bueno de esta película ha sido también el reinventar la
forma de producir. Inventar nuestra propia forma de producir la
película.
Tras
el estreno del Festival con la cinta de Alejo Levis, la jornada del
sábado nos trajo una de las películas con una historia muy
vinculada a esta edición del Festival del Cine de Fuengirola. Se
trata de “10.000 noches a ninguna parte”, el último trabajo de
Ramón Salazar quién en la presentación en los Cines Alfil nos
recordó que estuvo en una edición anterior de este evento en una
conferencia en la que habló del proceso precisamente que se
encontraba en esos momentos con esta película. Y ayer, ante un día
futbolero en el que podíamos intuir que la participación no iba a
ser tan alta, el público respondió ante el asombro del propio
cineasta que agradeció, como no, el compromiso de los asistentes con
el cine. Hablamos con el propio director sobre el proceso creativo y
sus próximo proyectos.
P:
Siendo
un nuevo giro a lo que habías hecho antes, parece tu trabajo más
personal
Ramón
Salazar: Si,
si lo es. Yo creo que han pasado muchas cosas, no sólo el tiempo que
ha pasado entre una película y otra, que han sido 8 años desde “20
centímetros”, una vuelta a los orígenes y a plantearme por qué
me dedico a esto y volver a trabajar con lo que a mí me gusta que
son los actores, juntándome con grupos de actores, impartiendo
cursos de construcción de personajes y esto me ha hecho volver como
a entender desde dónde quiero partir a la hora de contar las
historias. De ahí, surgió el cómo contar esta historia, que ha
sido investigando en un proceso de biografías de personajes que les
entregaba a los actores en el trabajo y dónde los actores no
conocían las biografías de los demás y dije, aquí hay un punto de
partida para contar la película de manera interesante. A partir de
ahí, empecé a construir la historia, reunir al reparto y a juntar
al mini equipo para estar unidos a lo largo de 4 años porque
sabíamos que iba a ser un proceso largo. Intentando sobretodo no
repetirme. De “Hongos” a “Piedras” intenté no repetirme y de
“Piedras” a “20 centímetros” y eso es lo que me mantiene
alerta y con la necesidad de explorar nuevos terrenos llegando a buen
puerto o no, pero da igual, por lo menos estando a gusto con lo que
hago
P:
El
rodar de esa manera, a pesar de que conozcas a los actores y hayas
trabajado antes con ellos, supondría para tí un gran riesgo
Ramón
Salazar: Cuando
vimos la película en el Festival de Sevilla, Lola Dueñas la vio y
me dijo, te tengo que pedir perdón. Y yo le dije, por qué. Y dice,
porque cuando estábamos rodando en París, tenía la sensación de
que no tenías ni idea de lo que estabas haciendo y me he dado cuenta
que si. Lo bueno de las nuevas formas de rodar cine que tenemos es
las posibilidades que ofrece. Obviamente cuando termina esta
película, lo bueno era la cantidad de material que teníamos. El
poder haber rodado, no sólo lo que llevábamos escrito, sino las
improvisaciones que surgieron en esas ciudades. El primer montaje yo
creo que duraba cuatro horas y media, donde estaba montado
absolutamente todo y dijimos, aquí o hacemos como Tarantino, tres
volúmenes de la película o lo que hicimos que fue un proceso
increíble, a nivel creativo, probando, experimentando y quitando y
con la cantidad de material que se ha quedado fuera que podía haber
sido una película totalmente diferente. Es un proceso arriesgado, en
el que tu dices, ¿estaré acertando? y sigues para adelante pero
también es fascinante. Es una libertad creativa que yo no la he
experimentado teniendo mil veces más presupuesto en las otras dos.
P:
¿Tú
crees que esta película hubiera salido si no hubieras pasado por ese
periodo de tiempo entre tu última película y ésta?
Ramón
Salazar: El
tiempo que ha pasado, los 8 años, ha sido necesario. No sólo los 8
años entre una película y otra, si no los 4 años que hemos tardado
en hacer ésta. Ha dado tiempo a que la película estuviera viva, a
que la película cambiara, se reescribiera, tuvimos que parar y
escribir los guiones de Moccia. En los 4 años que he hecho esta
película, a Fernando le ha dado tiempo a hacer dos (director de
“Tres metros sobre el cielo” y “Tengo ganas de ti”). Ese
dinero que entraba con lo de Moccia iba para esta película. Ha ido
todo alimentándose y sobretodo lo que ha tenido que haber es mucha
paciencia. Muchas veces decíamos, ¿esto se va a terminar?.
Acostumbrados a hacer películas en el periodo de un año, desde que
la escribes hasta que se estrena a estar abiertos y no saber cuando
va a ser el fin, obviamente el equipo hay que tirar y animarlo mucho.
P:
Los
tres escenarios de tu película son Madrid, París y Berlín,
¿podrían haber sido otras o tenían que ser esas ciudades?
Ramón
Salazar: No
porque para mí Madrid es el punto de partida del protagonista que
necesita como huida y yo creo que es el punto de partida que yo
también tengo con Madrid. Para mi, Madrid es una ciudad a la que,
desde mi punto de vista, se le agotan los recursos creativos, de
inspiración y donde yo, como director, tengo la necesidad de buscar
en otros sitios. Al ser malagueño y llegar allí fue apasionante
pero ahora dije, voy a experimentar sobre esto que siento yo por
Madrid e ir hacia afuera. Luego París, yo quería reflejar la
infancia del protagonista y París tiene esa doble lectura de dónde
todos creemos que es una ciudad apasionante y romántica y luego es
muy hostil donde lo hemos pasado muy mal rodando porque no ha sido
nada fácil. Luego yo quería que la tercera parte de la peli, vivir
una especie de campamento de verano en Berlín y yo había estado
allí el verano anterior, en Agosto, y había sentido eso. Esa cosa
de que te lo estás pasando tan bien, ajeno al resto del mundo como
en una burbuja, pero que tienes la sensación de que lo bueno ya se
va a acabar y que además no se va a repetir. Por eso, escogí estas
tres ciudades.
P:
Otro
riesgo añadido. Rodar en tres países diferentes, lo que supone
permisos y demás
Ramón
Salazar: Yo
creo que lo bueno de esta película ha sido también el reinventar la
forma de producir. Inventar nuestra propia forma de producir la
película. Con eso me refiero a que sabíamos que a París no
podíamos ir a rodar si vamos con un equipo de más de 9 personas,
porque si eres más de 9 en vez de un acto comunicado tienes que
pedir un permiso, y al pedirlo tienes que pagar. La película y los
equipos se han formado en base a cómo nos íbamos a poder mover por
las ciudades. Igual que, por ejemplo, la cámara con la que hemos
rodado, la 5D, sabiendo que íbamos a movernos por Europa, cómo no
llamar la atención o lo que podía ofrecer la cámara que era
acariciar a los actores. Ir conformando todo para facilitarnos la
vida en el rodaje.
P:
¿Cómo
surgió el título de la película?
Ramón
Salazar: Yo
soy muy de anotar títulos en mi libreta de títulos y decir, ahora
voy a hacer esta, ¿de qué va a ir?. “10.000 noches a ninguna
parte” lo tenía hacía tiempo por dos cosas, un grupo de música
que se llaman “Ten Thousand Maniacs” que me gusta mucho y un
anuncio de un coche en el que una, de las muchas frases que salían,
decía “100.000 noches en ninguna parte” y me gustó también
mucho. Lo de estar mucho tiempo en ninguna parte me parecía un punto
de partida fascinante y entonces elegí lo de 10.000 como edad del
protagonista, 10.000 noches equivalen a los 27 años que tiene el
protagonista
P:
Hablábamos
del riesgo de la película en muchas facetas y más aún en tiempos
difíciles para el cine y hemos descubierto que la gente ha
respondido a tu propuesta y que incluso la han prorrogado en algunos
cines
Ramón
Salazar: Esta
película se puede permitir tener una continuidad. No es una película
que tengamos la presión de salir con 150 copias y ver cuanto hacemos
el primer fin de semana. Una vez que salga de los 17 cines en los que
hemos estado, podremos mover esas copias a ciudades en las que no
hemos podido estrenar porque no podíamos en ese momento. Entrar en
otro tipo de circuitos de filmotecas, charlas con el público y un
tipo de circuito más alternativo donde yo creo que también entra la
película. Yo creo que no es una película que en cuanto salga de la
sala, va a terminar su camino, lo va a tener como hemos tenido
nosotros cuatro años haciéndola, allá donde quieran verla, allá
habrá alguien del equipo defendiendo la película, apoyándola y
contándola. Porque yo creo que el valor de esta película es no sólo
lo que cuenta, sino cómo se ha hecho. Eso siempre lo decía yo
cuando estábamos rodando. Me hubiera encantado hacer la película de
cómo se ha hecho esta película pero no teníamos dinero ni para
esto.
P:
Lo
bueno que tiene esta película es que haces un viaje como espectador
igual que el viaje del protagonista
Ramón
Salazar: El
punto de identificación de la película creo que estaba en que
siempre que tomas una decisión importante en tu vida hay una parte
de ti que toma justo la contraria. Siempre hay un momento en tu vida
que echas la mirada atrás y piensas, qué hubiera sido de mi si
hubiera hecho aquello otro. Mucha gente que ha visto la película me
ha dicho, lo que me plantea esta película es si estoy viviendo la
vida que quiero vivir. Me parece fascinante esa reflexión porque
realmente es eso. Estoy viviendo lo que quiero vivir o hay una parte
de mi viviendo la vida que a mí me gustaría vivir como cuenta Nawja
en el monólogo de la película. Yo no quiero ser esta sino la otra
Claudia a la que le pasó aquello otro. Ese monólogo que cuenta
Nawja habla muy bien de que va la película. ¿Estamos viviendo la
vida que queremos? ¿Nos hemos atrevido a ir a los lugares que
teníamos que ir o nos hemos desviado por el camino?
P:
¿Cómo
va la miniserie de “Canciones para Paula”?
Ramón
Salazar: Entregué
hace dos semanas el capítulo primero, estoy con el segundo. Es una
miniserie de cuatro episodios para Mediaset. Se va a emitir en
Cuatro. Es una adaptación de la trilogía de este chico que escribe
bajo el pseudónimo de “Blue Jeans” y me lo estoy pasando muy
bien. Parece que me he convertido en el guionista de moda de los
quinceañeros. Después de toda la intensidad de esta peli, me
encanta irme a este lado como más juvenil y me lo estoy pasando
fenomenal
P:
No
entiendo además porqué se demoniza a este género cuando a mí me
parece más que complicado atraer a este género joven
Ramón
Salazar: A
mi me da mucha rabia. Yo recuerdo cuando escribí “Tres metros
sobre el cielo” como cuando ya tenemos más edad, despreciamos lo
que nos pasa cuando tenemos 18 años. Y yo digo, perdona cuando yo
tenía 18 años vivía lo que vivía con una intensidad y era todo
tan importante. Es verdad que la gente cuando tiene 40 años,
sentencia con que ese amor no va a ser importante y a lo mejor esa
persona no permanece en tu vida pero lo que pasó, te va a marcar
para siempre. A mi me parece fascinante hacerme el intenso con mis
películas y luego que me propongan estas cosas que yo luego digo,
¿por qué me proponen esto si yo soy tan intenso en lo otro? ¿qué
habrán visto en mi?. Pero me fascina porque me permite hacer como
una cura de todo y decir, qué bien, me libero de todo. Además,
cuando termine esta miniserie que me lo estoy pasando tan bien, estoy
limpio para empezar la siguiente intensidad mía.
P:
Pues
háblame de esa nueva intensidad “Dios en mi cama”. Nuevamente,
chapeau por el título
Ramón
Salazar: Ese
título lo tenía mucho antes del de “10.000 noches en ninguna
parte” y estoy muy contento porque por fin me voy a atrever, me lo
decía Nawja además, con una historia que no se dispersa en 10
personajes que es lo que me gusta hacer siempre. Ahora me apetecía
meterme en una historia donde vas a ver la historia de una madre y
una hija que, por circunstancias, se separaron en la infancia. Ella
no se crió con la madre. Llega un momento en la vida que se vuelven
a unir y tienen muy poco tiempo para recuperar el tiempo perdido. Me
apetece una cosa de dos actrices pero a corazón abierto y trabajar
con ellas dos con mucha intensidad y mucha profundidad.
P:
¿Has logrado formar tu equipo para tus proyectos?
Ramón
Salazar: Yo
siempre repito con actores y actrices porque me fascina la
posibilidad de cómo nos seguimos conociendo y no sólo profundizamos
en lo profesional sino en el terreno de la amistad, pues eso también
nos permite seguir sabiendo de dónde puedo tirar y dónde podemos
contar cosas nuevas. Y no quedarnos en lo que a una le sale bien. No
me quiero cerrar tampoco a nada. Yo tengo claro que en “Dios en mi
cama” mi dire de foto, Ricardo de Gracia, que ha llevado la 5D por
toda Europa, si que es fijo porque me gusta ir hablando, no sólo con
los actores, sino con quién va a dar la imagen de la película.
Luego no lo sé pero también cuando la gente te funciona, ¿por qué
vas a cambiar?. Si ya sabes que con esa gente cada vez te entiendes
mejor, con una mirada saben determinadas cosas, de momento a mi es lo
que me gusta, que en un rodaje estés lo más cercano a una familia
donde tengas confianza y yo no quiero rodar con estrés, yo quiero
pasármelo bien aunque lo que esté contando sea terrible. Yo quiero
trabajar así.
Le
deseamos mucha suerte en la edición de este año del Festival de
Cine de Fuengirola con la película. Y como entrevistado me he
quedado fascinada y agradecida por sus abrazos sinceros de cariño
hacia un ratito de charla donde me he contagiado de esa felicidad de
trabajo que rodea a sus películas y a su forma de ser. Y tiene una
voz maravillosa pero la grabadora me pediría auxilio si sólo dejara
que hablara lo que a mi me gustaría. Ha sido un placer compartir un
momento cinéfilo con un creador tan cercano y amable. Por cierto, no
he resistido a hacer mi cálculo, yo tengo 11.315 noches.
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