Antes de empezar, quisiera agradecer a mis profesores particulares de inglés, sus necesarios comentarios que alivian mi alma y que, duda cabe, que sin sus te quieros, sus abrazos, sus masajes y todas sus muestras de cariño, consiguen que yo siga para adelante. Gracias.
Y, ¿qué es lo que esta loca quiere hablar hoy de su manera de limpiar?. Pues vereis, esto ha sido una mera excusa para hablar realmente de algo a lo que ya dediqué un artículo, pero que necesito extenderlo aún más, ya que la limpieza de mi casa ha servido para darme cuenta del gran valor que tienen la música y la palabra, dos de las herramientas fundamentales en mi medio adorado como es la radio.
Nos planteamos la mañana del jueves como la de la limpieza total, ya que muchas motas de polvo y pelusas querían acampar campechanamente por nuestro piso, pensando que podrían acomodarse el tiempo que quisieran. Ante su amenaza de cubrir por completo la casa, decidimos actuar, cosa que da mucha pereza, pero son de esas obligaciones de las que una no puede librarse. Es lo que llama mi buena amiga Concha, nuestros deberes sexuales porque son los joden.
Y como hacen los buenos presentadores, hablar de mi amiga Concha me viene que ni pintado para explicaros porqué empiezo por mi limpieza matutina. Al ser una tarea laboriosa, mi nene y yo nos ponemos una serie de premios para que ese trabajo se haga lo más felizmente y agradable posible. Básicamente no puede faltar en mi caso la cervecita y en su caso la Pepsi, y por supuesto, música.
Normalmente poníamos la radio o probábamos algunos de los discos recien comprados, pero hoy mi beatle me ha sorprendido con programas grabados del Explorador Celeste que tenía guardados en el ordenador y los hemos puesto aleatoriamente mientras limpiábamos.
Y no ha podido ser mejor ocasión, como bien dice su conductor, Juan Gámez, debemos acompañarnos de la música en nuestros mejores y peores momentos, porque son el mejor reflejo de nuestras situaciones cotidianas y en el caso en el que la usamos nosotros hoy con la limpieza, nos ha servido para darle aún más brillo a nuestra labor de casa y de vez en cuando echarnos unos bailecitos, de esos que no se olvidan.
Lo que más admiro de Juan a la hora de elaborar su programa, es que en su tono de voz se palpa que le gusta lo que hace. Es uno de los mejores valores de la radio. Es imposible engañar o mentir al oyente, porque con nuestra palabra igual que con nuestros ojos, somos capaces de transmitir lo que realmente estamos sintiendo. Y él, lo consigue con creces.
En El explorador celeste podemos escuchar las caras B de artistas muy conocidos, canciones que pasan desapercibidas y que no encuentran un hueco en un panorama musical demasiado seleccionado. Juan, como buen amante de la música, siempre ha considerado que esos grandes temas no deberían quedar en el olvido y gracias a su magnífico programa, rescata grandes joyas con las que muchos os quedaríais sorprendidos.
Él es pura radio y por ello, yo debo pediros y aconsejaros que no dejeis de ser fieles a su programa. Descubrireis porque amo tanto esta profesión y lo que yo quisiera llegar a ser con mi personalidad y estilo, y me daré por satisfecha, si con uno de mis programas llegara a hacer feliz a una joven pareja que dedica toda una mañana a limpiar su casa, como Juan lo ha conseguido conmigo.
Para escuchar y disfrutar de El explorador celeste, solo tenéis que sintonizar el 100.7 de la FM, los viernes a las 21:00 de la noche o los martes a las 00:00. Si sois de fuera de Málaga, no os podéis librar tampoco, porque lo único que hay que hacer es teclear, www.radiooro.es, y seleccionáis el reproductor que mejor os convenga en el mismo horario.
Y los programas que ya han sido emitidos, están a vuestra disposición en el Emule, sólo hay que marcar la opción Archivos y escribir El Explorador celeste, os saldran los archivos rar, que son los que hay que descargarse.
Espero que lo exploréis porque merece la pena.
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