Desde el sábado hasta hoy, se resume en cuatro palabras: animales, brujas, bombones y monjas. Una combinación que para muchos os resultará particularmente extraña, pero que juntas han formado un fantástico fin de semana, que incluso se me ha prolongado hasta el mismísimo maldito lunes. Que, ¿cómo ha sido eso?. Ahora os lo explico.
El sábado cumplí el sueño de poder disfrutar con mi nene, de otro sitio maravilloso que yo conocía y que tendría la oportunidad de enseñárselo a él por primera vez, y no sólo fue así, sino que además me acompañaron en esta aventura y nunca mejor dicho, en Selwo, amigos míos tanto de Fuengirola como de Málaga. Algunos ya lo habían visto, otros no, pero el caso es que ibamos con el mismo espíritu de disfrutar un sábado de una forma diferente.
Las condiciones climatológicas acompañaron, así como el poco bullicio de gente y niños, que son los que más perjudican a la hora de ver tranquilamente a cada uno de los animales. Selwo no ha cambiado desde la última vez que fui hace cinco o seis años, en el que la pauta fundamental es que los animales tengan su espacio vital, como su convivieran en su propio hábitat y así lo han conseguido. Mi sorpresa fue ver este bonito animal que marca la entrada de este arcón. Un panda rojo que llegó hace poco al parque y que tiene una belleza que a simple vista en esa foto no se puede apreciar pero que de cerca, te sorprende.
Y la anécdota de la jornada vino con nuestro amigo el mono. Un macaco que decidió plantearse el reto personal de intentar coger un caramelo que tenía fuera de la jaula con ayuda de un mísero palo. Un acto que si hubiéramos tenido vista empresarial, lo hubiéramos grabado con lo que fuera para que os rieráis de ese gran momento que nos hizo pasar.
El macaco lo intentó por todos los medios, pero no atinaba a coger su premio en forma de caramelo con el palo. A esto, su cuidador pasó cerca y el disimuladamente escondió el palo entre su jaula y el césped, mientras miraba de reojo que el cuidador se fuera. Al momento de perderle de vista, volvió a coger el palo e intentar llevarse el caramelo a la boca.
No sé como acabaría el pobre, pero supongo que aún está intentandolo porque nosotros al irnos no pudimos evitar volver para ver si lo había cogido y nada. Fracaso absoluto.
Todo el mundo al día siguiente, recordarmos al pobrecito mono en su lucha por su caramelo, y luego pensé, la verdad es que tienen que estar suficientemente aburridos como para emperrarse en coger el caramelito con el palo. Así, al menos, se entretienen y nos entretienen a nosotros.
El domingo visitamos al gran mago del explorador celeste, que me brindó las puertas de su casa, junto a su estrella Concha y pude contemplar un auténtico mundo de ensueño con brujas feas y objetos que cambiaban su utilidad por una mucho mejor. Desde cuadros que servían como bandejas hasta una vieja lata de pimentón, con una señora muy bien vestida de los años 50, que servía como objeto de decoración.
Además de una agradable charla de la que no me quería desprender, me regalaron uno de mis manjares preferidos como son los bombones pero no me supieron tan exquisitos, como la gran velada que me hicieron pasar. Muchas gracias por ello.
Y hoy, vuelta al trabajo, a escuchar todo el rato los pasos que anuncian la Semana Santa tan esperada por muchos y otros que la deseamos para no pisar Málaga y disfrutar de vacaciones lo antes posible. Pero a la salida, mi madre me volvió a iluminar con una tarde maravillosa en la que no faltaron risas y sobretodo su humanidad y buen corazón, a la hora de regalarme no sólo cosas que me hacen falta, sino cosas que necesito en muchos ámbitos.
Yo, en mis circunstancias, la secuestro mucho y me vuelco doblemente en ella, y en ocasiones pienso que la atosigo demasiado, pero como sé que ella entiende porqué lo hago, me lo devuelve todo con cosas positivas, cosa que nunca sabré como agradecerle. A ver si poniéndoselo con letras mayúsculas, le llega todo lo que no soy capaz de transmitir cuando estoy delante de ella: TE QUIERO MUCHO MAMI
Se me avecina una semana dura, por el día del Padre y mi cumpleaños. Muchas veces he manifestado mi envidia hacia esas personas que tienen fe en algo y depositan toda su confianza en esa ilusión, a la que yo no puedo alcanzar por ser demasiado racional. Hoy mi padre me ha regalado muchas cosas, con las que yo interpreto que me está ayudando para que salga adelante y verme féliz. No sé si a eso se le llama creer, pero al menos me ha corroborado que está ahí para que lo necesite.Gracias
Lo de la monja, me lo reservo para futuras entregas, sólo digo que si uno de los nuevos pecados es ser rico, que cada uno se mire su hábito y su bolsillo, para no caer en sus propios pecados.
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