Wall - E

La naturaleza ha sabido crear seres vivos de los que podemos sacar muchos gestos y sentimientos pero Píxar ha ido más allá, dándole más sensibilidad e humanidad que todos los hombres y mujeres de la Tierra a un simple robot.

Una de esas criaturas a las que en casi todas las películas siempre les vemos que buscan la manera de hacerse más humanas, ya sea el Data de Star Trek o el muñeco de hojalata de El mago de Oz que busca su corazón. Esta criatura te enternece durante todo el metraje a través de sus grandes ojos, los más expresivos que he visto nunca, y con lo que ya jugaron anteriormente con Cars.

Esa ternura constante es lo que hace grandiosa a esta película y la que consigue que la factoría Píxar sume un nuevo acierto por su apuesta arriesgada. Los diálogos son escasos y lo único que nos lleva hacia adelante, son las peripecias de este simpático robot a quién después de sobrevivir solo en una tierra contaminada, encuentra una manera de lograr un sueño cuando conoce a Eve.

La evolución de toda esa clase de sentimientos que le pasan por su cerebro es grandiosa. Lloras con él, sientes pena por él, ríes con él y te hace ver que las pequeñas cosas que tenemos los humanos no sabemos aprovecharla.

Quizás la moraleja de un mundo lleno de porquería sea un poco exagerada pero sí que refleja con rotundidad, lo poco que nos importa lo que nos rodea y que siempre tenemos la sensación de que vamos a estar siempre bien y que nunca podremos llegar a ese extremo.

Wall-E nos da ese toque de atención de cuidar todas esas pequeñas cosas que nos definen y lo más especial es que sea a través de sus ojos y de su manera de intentar luchar por lo que quiere.

No se me puede olvidar como siempre la gran calidad de digitalización y de animación de todos los personajes y destacar, también, esos geniales personajes secundarios que logran arrebatarme mis sonrisas durante toda la película.

De nuevo, Píxar gana por originalidad y no sé si en algún momento las ideas se les acabarán, pero como la cosa siga así, creo que nos encontramos ante toda una empresa de la ilusión y todo un prodigio de la cinematografía.

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