Se acabó lo que se daba. Hoy escribo con pesadumbre y melancolía y nda más han pasado tres horitas desde que mi parejita oraculera partió de nuevo hacia Madrid.
Han sido días intensos en los que como bien repetía Rafa, no hemos parao quietos e incluso a los propios malagueños nos ha servido para conocer más gente buena malagueña, hablar y reirnos con todos y de todos y descubrir nuevos rincones que cada uno conocemos y que nos place enseñarle a los demás.
No ha faltado el buen pescaito malagueño acompañado de buena cervecita y lo que cada uno se ha querido pedir, no ha faltado el momento playa con el agua templadita y esa cala alejada del mundanal ruido en Nerja, no ha faltado nuestro morenito o morenito langostino que me lleva algun o para lucirlo en este mes y lo que quiera durar, los buenos conciertos y el buen cine.
Seis días aprovechados al máximo donde cada uno ha tenido tiempo para sus momentos y para compartir momentos con los demás y de los que en las próximas reuniones nos acordaremos con cariño y viviremos otros nuevos para contar.
En resumen han sido atascos y más atascos, nuestra j graciosilla que les ha encantado a mis amigos madrileños, ese "carló" bien dicho, las patatas, las pepinas, en fin, pequeños detalles que son las pequeñas cosas que dan vida a la vida y que han hecho que nuestras vacaciones sean inolvidables.
Así que gracias a esos nuevos amigos que la han hecho posible y a Rafa y Almu por hacer que todo esto haya surgido y que se hayan dejado llevar por una anfitriona nerviosa que al final se ha sentido tranquila de verles siempre con una sonrisa enorme en sus preciosos rostros.
Y me queda hablar de ese concierto estopero, que por ahora y a falta de comprobar que viene de nuevo por Málaga, será uno de nuestros últimos macroconciertos de este año. Un escenario que simbolizaba una calle corriente de nuestras propias vidas es el que daba pie a todo el espectáculo que para los amantes de este grupo, pues los dos hicieron las delicias de todos esos asistentes entre los que se encontraba mi bichito.
Yo, por primera vez, me dediqué completamente a hacer fotos e inmortalizar el gran momento que Carlos estaba viviendo y me di cuenta de que es un trabajo realmente complicado, teniendo en cuenta las múltiples dificultades que se te ponen por delante y nunca mejor dicho. Aplaudidores, Torres Gemelas (cada vez los críos son más altos y no tienen la delicadeza de cogerse las últimas filas joer), manos aplaudiendo, gente que mueve porque quiere llegar al grupo de amigos que está en la otra punta con un montón de cervezas, todo esto se me puso por delante del objetivo. Pero en un alarde de esfuerzo, alguna foto buena conseguí.
Ellos hicieron un repertorio bastante decente, combinando viejos éxitos con todas las canciones del disco nuevo, ofrecieron frases emblemáticas hacia su público como esa negativa hacia las etiquetas que nos ponemos todos y que la única etiqueta que debe existir es la del jamón york, pero eso sí, me hubiera gustado que David se hubiera cuidado un poco más la voz porque hubo muchas ocasiones que se le notaba que la tenía bastante tocada.
En definitiva, ver la cara de satisfacción de mi nene por poder ver después de mucho tiempo a sus Estopa, me mereció la pena para ir de acompañante y compartir un momento especial suyo. Además, pudo estar todo el rato cantando y gritando a gusto porque sí que es cierto que el público se portó de maravilla y estuvo animadísimo durante todo el concierto y eso hizo que uno que yo me sé, cantara mucho más de lo que lo suele hacer habitualmente y da gusto verle así de féliz en un evento como éste.
Suena el run run de mi mundo marrón...
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