Por desgracia, tanto mi bichito como yo, hemos pasado por una de esas etapas desagradables de pareja en las que nunca te gustaría estar, no voy por dónde estáis pensando ahora mismo, quitaros esa primera idea de la mente, me estoy refiriendo a cuando uno de los dos se pone enfermo.
Ayer, recibí una llamada de mi novio medio zombie diciéndome que se encontraba fatal y que había vuelto a casa de trabajar. En esos momentos, una no puede quitarse esa preocupación de la cabeza, por mucho que intente concentrarse en su trabajo, y lo único que se le pasa por la cabeza, es que se quede dormido en la cama hasta que llegue.
La segunda consideración es que no tienes nada en casa que pueda servir para bajarle la fiebre, y me di cuenta que son ese tipo de cosas que todo el mundo debería tener en casa (termómetro, antibióticos, paracetamol...), pero que al final pasas y dices esa fantástica sentencia que al final se vuelve en tu contra: "bueno, como aún no me hace falta y tardaré mucho en ponerle mala, ya lo compraré más tarde..."
Pues no, me di cuenta de la importancia de tener esas cosas en casa y cuando comprobé que tenía 39 de fiebre, si que nos fuimos rápidamente a Urgencias, porque lo de automedicarse como que no entiendo y prefiero que me ayude un especialista que para eso están, por mucho que todos nos las demos de Dr. House.
Ya tiene en casa lo que le hace falta, junto con las horas precisas en las que debe tomar cada cosa, ahora mismo estamos luchando para que la fiebre no vuelva a subir y para ello, tengo que buscar mi dósis extra de paciencia y esperar a que esos polícias que salían en Erase una vez la vida, actúen con eficacia y acaben con esos bichos amarillos y azules asquerosos que salían en la serie.
Una siempre se pone nerviosa, aunque lo disimule para que el enfermo no se contagie de tu nerviosismo, pero éstas cosas son las que realmente me hacen ver, que hay que estar preparado para cualquier tipo de situación y buscar ayuda o consejo de quién realmente sabe para solucionar los problemas.
Mi miedo es no saber darle lo que necesita y que no se ponga mejor, pero supongo que con el tiempo, lo iré aprendiendo y hasta entonces, seguiremos las indicaciones del médico y esperemos que uno o dos días, mi bichito vuelva a recuperar la sonrisa y que, mi pequeño granito de arena, haya servido para ello.
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