Dos auténticos ases de la comedia. Eso es lo que son el señor Ashton Kutcher y la señora Cameron Díaz. ¡Vaya química!. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto viendo hacer el payaso a una pareja tan divertida. ¿Y lo mejor de todo? Se notaban que ellos también estaban disfrutando.
Son películas contagiosas en las que si todos son coincidencias y sucesos milagrosos que jamás suceden en la vida real. Pero, para eso están las películas, para mostrarnos esos mundos y si encima vienen acompañados de carcajadas limpias, bienvenidos sean.
Algo pasa en Las Vegas es ese remedio para huir del mundanal ruido. Para disfrutar de frases ingeniosas pero sobretodo de dos cosas: el pique de los dos protagonistas con todas las cosas locas que les suceden y todas las putadas que se hacen y los dos extraordinarios personajes secundarios que acompañan a la perfección a la locura general de la película (Los seguidores de Boston Legal agradecemos el cambio de registro radical de Lake Bell, en lugar de perseguir desesperadamente a Alan Shore)
Me muero de ganas por ver el making off para contagiarme de esa energía desprendora de Camero y Ashton, que hace que la historia funcione, al igual que resulte creíble en las situaciones más tiernas o románticas.
Se agradece que todavía se hagan películas de este tipo en el que los actores no recurren al histrionismo extremo para hacer reir, sino que se dejan llevar por una locura a la que muchas queremos llegar en la mayor parte del día, y nos dan una buena comedia con la que pasar la tarde y esperar los días hasta que llegue el gran Doctor Jones.
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