En mi trabajo, me encargo de dar los informativos a las horas en punto. Esas noticias en la mayoría de las ocasiones son desgraciadamente negativas pero como buenos profesionales, nosotros estamos para contar las cosas y ya para valorarlas e interpretarlas están las personas que nos escuchan.
Por ello, siempre les doy un tono neutral porque es mi trabajo. Sin embargo, hoy me ha costado muchísimo mantener mi habitual entereza ante lo que considero una de las mayores injusticias que se ha cometido en este país.
Me refiero a la archivación del caso del Yak 42, por el juez Grande Marlaska. No se si recordais este trágico caso, pero os lo resumo brevemente. En mayo de 2003, se produjo un accidente de un avión llamado Yak 42, en el que murieron 62 militares. Lo grave del asunto, es que los responsables de la identificación de cadaveres pasaron completamente de hacer correctamente su trabajo y falsificaron las identidades de la mayoria de los cadaveres. Llegaron incluso a darle a las familias objetos personales falsos que no pertenecían a sus seres queridos.
Pues bien, el señor magistrado ha decidido dar carpetazo a este tema, por un simple hecho que me parece deleznable por muy legal que sea. Resulta que esos informes falsos no entran dentro de lo que en términos legales se conoce como delito de falsedad penal. ¿Se puede saber qué clase de límites son esos? ¿Están en poner una coma o sólo está en la cabeza de algunos ineptos de la justicia?
Yo ahora, sobretodo con el fallecimiento de mi padre, me paraba a pensar en esas familias desamparadas cuya única salida, no para aliviar su dolor que eso no lo conseguirán nunca pero si obtener una dignidad por el recuerdo de sus seres perdidos, era la justicia. Y va ahora y le da la espalda.
Se que ante todo tiene que primar la ley y que no se puede obviar para unos pocos y para otros no, porque se supone que todos somos iguales ante la ley. Pero creo sinceramente que por un momento aunque sea pequeño nos deberíamos mirar los unos a los otros, y reflexionar sobre a que estamos llegando para conseguir lo que uno quiere, y para librarse de lo que no quiere.
Desde mi humilde arcón, quiero simplemente denunciar lo indignada y triste que estoy al haber escuchado esta noticia, y que me solidarizo con el dolor y el desamparo de esas familias que tienen que buscar un nuevo rumbo de esperanza.
Y encima uno de los causantes de este insulto como es Federico Trillo, estará hasta celebrando que le habrá salido bien la jugada. Manda huevos.
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