En esta semana, cumple años mi primo Miguel. Es el mayor de cinco hermanos, aunque a veces, creo que le gustaría ser el más pequeño, pero lo disimula. Cada vez que voy a verle, le admiro por tantos valores buenos que tiene y que son muy difíciles de encontrar en días como hoy (algo que en buena parte tiene culpa la buena educación que le han inculcado sus padres).
Más que nada, al ser ese niño mayor, que en las reuniones familiares no es el centro de atención y pasa desapercibido, no le importa asumir ese rol y me sorprende cada día por ese cariño y amor que le demuestra a sus hermanos, cuando lo más corriente es que se lleven a matar y se muera de celos. Yo nunca le he notado eso a Miguel, ni en sus ojos, ni en esas miradas que matan, ni gestos violentos. Todo lo contrario, él es un héroe, ese héroe de cómic que es capaz de enfrentarse al más malo de los malvados, con tal que sus hermanos estén bien y sean felices.
Miguel es un héroe de la vida real. Su principal característica y lo que hace que me enamore de él todos los días, es su sensibilidad. Tiene la capacidad de notar en la gente de su alrededor cuando están tristes y cuando necesitan un abrazo y un beso. Conmigo lo consigue siempre, tenemos una sintonía especial en la que él me mira y sabe lo que me está pasando por la cabeza y viceversa. Aunque sea tan pequeño, se ha convertido en uno de mis apoyos principales en lo que estoy sufriendo con la muerte del grandullón y lo que él no sabe, es que siempre me salva de la tristeza con pequeños detalles que ni él se da cuenta. Por eso, es mi superhéroe.
Me siento orgullosa de todo lo que hace y cómo se esfuerza por conseguir las cosas y la vez disfrutar con sus hermanos jugando todo el rato, pero también siendo responsable de ellos.
En ocasiones, sé que el grandullón desde la tribuna donde se encuentre ahora mismo, está feliz por lo que ve en él y sé que lo más lamenta es no haberle enseñado a jugar al baloncesto y llevarlo con nosotros a sufrir con el Unicaja. Ése era uno de sus sueños y si él quiere en un par de añitos, lo cumpliremos.
Te deseo toda la felicidad del mundo y que tu sensibilidad pura, no cambie nunca.
Muchas felicidades. Te quiero.
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