Esta es una película que clama a la nostalgia. A todas aquellas pequeñas cosas que formaban parte de nuestra vida y que terminan evolucionando en objetos imprescindibles en la actualidad para nosotros, como puede ser un móvil, pero que mucho antes ya nos eran lo más de lo más.
Ver en una película los VHS bien colocaditos en una de esas tiendas cuya máxima novedad era tener chucherias en la mesa donde estaba la caja, donde podías ver todos los títulos de tus películas favoritas a golpe de vista y en una carcasa grande para poder contemplar a la perfección tanto el argumento como los carteles promocionales.
Otro bonito detalle nostálgico es nombrar a aquellas películas míticas, que obviando su calidad, son con las que crecimos, sentimos miedo, nos enamoramos, nos emocionábamos con sus personajes y que hoy en día, son las que más valoramos por lo que significaron en su momento.
Todo este ejercicio nostálgico se desarrolla gracias a un genial guión de Michel Gondry, por quien no daba ni un duro después de aburrirme hasta la saciedad y volverme un poco loca con Olvídate de mí y en esta ocasión, logra llamar mi atención desde el primer momento recurriendo a unos personajes que se parecen demasiado a nosotros o de los que envidiamos su locura a la hora de volver a reversionar viejos clásicos como los cazafantasmas.
Me encantaba escuchar por ejemplo a mi novio, como recordaba las escenas que los protagonistas estaban volviendo a grabar con su vieja cámara, y cómo les reprochaba que eso no era así y que tenían que haber incluido esto y no lo otro. Cuando consigues esa involucración con una película, merece ya la pena haber ido a verla.
Jack Black recupera un papel de friki normal, sin exagerar para nada en sus gestos, cosa que le agradezco y Mos Def interpreta a la perfección a ese palurdillo buenazo que siempre quiere hacer lo correcto para corresponder a la ayuda que siempre le han dado de pequeño. Lo que ocurre es que al tener un gran guión a sus espaldas, su trabajo es bueno pero no destaca ante lo que están contando.
Pues eso, si te sentiste mal ante la transición del VHS al DVD, no dejes de rebobinar, por favor. Y dale una oportunidad a esta película.
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