Este fin de semana disfruté muchísimo en el cine tanto con Va a ser que nadie es perfecto como con esta película, que aún reuniendo todos los tópicos sobre las comedias románticas, tanto Ridley Scott como Russell Crowe han logrado realizar un filme muy bonito tanto visualmente como por la historia que cuenta.
Desde el principio, te guias por la vida del protagonista que es un agente de bolsa al que le cuenta la terrible noticia de la muerte de su tio que posee una viña en Francia y que al retornar a ese lugar le vienen recuerdos sobre los veranos que pasaba alli junto a su tio y que es una vida totalmente diferente a la que lleva ahora en Londres.
Entonces, la película es interesante por la transición que sufre Russell Crowe desde que llega a Francia y todo lo que le viene sucediendo en la viña que despierta más de una risa durante el metraje y además lo combina con recuerdos de cuando era niño y es una gozada ver a Albert Finney interpretando al tio cariñoso con enseñanzas siempre útiles para su futuro.
La única peguita que le pondría es que en ocasiones se te hace un poco larguita, de hecho no sabía que iba a hacer Ridley Scott con dos horas de película, pero tiene unas imágenes fantásticas y preciosas, unos personajes muy carismáticos y extravagantes a la vez que fascinantes como la señora francesa que vive en la viña y no recuerdo como se llamba y unas diferentes escenas románticas y un poco más dramáticas que hacen que la película sea muy completa e interesante de ver. Me gusta este Ridley Scott en un estilo más romantiquillo.
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