lunes, octubre 06, 2008

No me pidas que te bese porque te besaré


Los amantes del "mundo amarillo" salimos encantados con esta película. Ese es el problema de "No me pidas que te bese porque te besaré", que de primera mano te tiene que asombrar el mundo que construye Albert Espinosa, porque sino no acabas por cogerle el tranquillo a la película.

Albert Espinosa, como sabéis los asiduos de mi arcón, es una de esas personas que cuento en mis cinco dedos de las personas que más admiro en este mundo. Ha sido capaz ante muchas situaciones duras, que se le han presentado en la vida, aprender de ellas y sacarle partido de forma positiva para que le ayuden en el futuro.

Esas conclusiones son reflejadas en su libro "El mundo amarillo" y como no, en su debut cinematográfico como director en esta película.

Partimos de un protagonista, Eloy Azorín, que asume el rol del propio Espinosa y que capta a la perfección la esencia de esta persona tan "especial" (una palabra muy usada y que deberíamos todos registrar en nuestro cerebro para tratarnos así entre todos), y a través de su interpretación y los diálogos tan fantásticos que podemos contemplar en la película, saber y conocer todo ese aprendizaje que tanto le ha ayudado a lo largo de estos años.

Porque bien es cierto, que una persona que no sabe querer también es una persona retrasada o cualquier tópico que solemos usar, eso es lo que refleja a la perfección en la película, y sabe encontrar la ternura y la inteligencia que tienen esas personas especiales que tanto nos tienen que enseñar, aunque no querramos verlo.

La situación es caótica desde el momento en que nos encontramos un personaje que quiere como rumbo en su vida, tocar la guitarra y sólo puede lograrlo apuntándose a una clase con chicos especiales. A través de esas clases, todos nuestros tópicos y mitos sobre ellos, se nos vienen abajo y solo sobrepasa la ternura, el saber hacer y la gran filosofía sobre la vida que tienen cada uno de ellos, sin pensar en el dicho "qué dirán" o poniendo palabras excesivamente bonitas que nadie entiende.

Hay muchas escenas divertidas en las que el propio Espinosa se ríe de si mismo y asi es como se cuentan los verdaderos problemas. Y simplemente, viendo las que aparece él con los chicos especiales montando el club de las pajas, sólo por eso merece ya la pena ver esta película.

Os encontrareis con un mundo, que os puede gustar o no, pero que no os dejará indiferente. Contado de una manera muy natural y real, sin tapujos y con mucha gracia. Y una historia original que nos pasa a muchos y que nunca pensaríamos que la solución podría estar en gente tan especial.

Mención aparte merecen los actores que interpretan a los niños especiales, que supongo que habrán hecho un trabajo de documentación excepcional porque no es fácil interpretar a esos personajes y además de una manera tan creíble como lo consiguen ellos.

Así que sólo me queda animaros a ver esta gran película y deciros un mensaje que siempre repite Albert Espinosa y que se ha convertido en una seña de identidad mía, pero es cierto: Cree en los sueños y ellos se crearán

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Mmmm me apetece verla! Me leí el libro de "El mundo amarillo" y me gustó mucho su positividad en la vida ante cualquier hecho aparentemente negativo. Te dan ganas de vivir el día a día y de ver las cosas de otra manera.
La botella medio llena.
Como debe de ser.

Veré la peli sin duda ;)