
Supone un cambio de registro muy gratificante para el actor Jaime Blanch, quién se ha caracterizado en papeles más serios y más dramáticos y aquí se atreve con un reto como es el hacer comedia de un texto del genial Francis Weber, cumpliendo el papel a la perfección.
Se acompaña de un admirable y divertido Ramón Langa, con el que no paras de reir a cada momento con sus innumerables gestos y sus diálogos.
La acción transcurre en un hotel, cuyo decorado son dos habitaciones coetáneas separadas por una mísera pared y con los colores intercambiados. En esas habitaciones están un fotógrafo cuya mujer le ha dejado y no puede soportar la separación y un matón a sueldo que tiene que eliminar al testigo de un juicio.
Esas dos personalidades tan diferentes se cruzan cuando el fotógrafo decide suicidarse en el hotel y arma tal follón que acaba implicando al matón, una ayuda esquiva de la que ya no podrá salir debido a las múltiples situaciones extremas e ingeniosas que se suceden a lo largo de la historia.
Los dos están magníficos jugando con el escenario y con sus espacios propios, de modo que te parece estar viendo dos pantallas de la misma historia, y comparten protagonismo con un elenco de actores secundarios que sin dar mucho juego y a veces resultar un poco pesados como es el caso del botonés, conforman un buen resultado para el desarrollo de la obra.
Esa voz de Langa y esa palidez de Blanch hacen que Aquí un amigo sea una nueva muestra de que la comedia de Francis Weber está hecha para el teatro y para contagiarnos la risa unos a otros.
1 comentario:
Es curioso, parce que Jaime Blanch se especializa en comedias escritas para teatro y que han tenido adaptaciones en el cine. "Aquí un amigo" la dirigió Wilder y hace unos años disfruté en Madrid viendo una representación teatral de "Descalzos en el parque" (la versión cinematográfica la realizó Gene Saks); también allí actuaba Blanch de forma notable.
Saludos!
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