La habré visto tropecientas veces, pero nunca me cansaba de ver sus ojos azules planificando el golpe junto a Robert Redford. Este fin de semana, nos ha dejado un gran actor y una excelente persona.
Un hombre que no sólo dio golpes en esta vida, sino que dio verdaderos golpes de fortuna para lograr estar en el olimpo de los grandes actores y lo más importante supo mantenerse en ese olimpo, con sus buenas interpretaciones en todo tipo de géneros y dando ejemplo en su vida personal, dándole siempre prioridad a su familia por encima de su fama.
El cine pierde a toda una estrella que sobrepasa el talento y que hace recordarnos porqué el cine es tan especial para muchas personas, como es mi caso. Porque existen actores y existieron actores como Paul Newman, descanse en paz.
De todas formas, os dejo un gran homenaje que le hace uno de mis maestros del humor: Óscar Terol.
Lunes y sin Paul Newman, ahí es nada. Era guapo el cabrón, el más guapo que ha parido madre, posiblemente. No me imaginaba yo que le iba a echar de menos de esta manera a Paul. Sí, porque elevaba el nivel de las expectativas que generamos los hombres, era nuestra mejor posibilidad. Todos éramos un poco Paul Newman, yo me conformo con poco, ya lo ven. Creo que se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que era el hombre más guapo del mundo, y del universo también, porque los cabezones esos con ojos de gato ciego que nos llegan de otros planetas, según siempre Iker Jiménez, son horrorosos. Pero amigos, la vida fea continúa, y como reza el refrán: “El muerto al hoyo, el vivo al bollo”, tendremos que conformarnos con los que siguen en pie. Nos queda el Tom Cruise, Urkullu, Bardém, el Duque, Hugo Silva, cuatro futbolistas recién duchados, y para que no se enfade Ana Urrutia, dos o tres surfistas teñidos, y paren de contar. Los demás, en el limbo de los resultones a tiempo parcial, como usted y como yo los días de eclipse total. Además, el Paul Newman, no solo estaba como para comérselo vomitarlo y volvérselo a comer, también debía ser un ejemplo de fidelidad, según dicen. Vamos, que ni Félix Linares era capaz de sacarle la lista de conquistas en su programa de cine-tomate. Me toca a mi esa cara en la lotería de la genética, con esos ojos azules cristalinos, y no paro de dar mi número de móvil. Debe ser una tentación saber que el “sí” ya lo tienes por delante, y no como nos ocurre a la mayoría de imperfectos, que arrancamos con un “no”, cuando no es un “jamás, cariño, y quítate eso de la cabeza”. Por otra parte, lunes, y podemos hablar de nuevo del marido de la cantante del grupo El Sueño de Morfeo, que ha decidido, con un par, dejar de ser sexto en las carreras de coches. Porque de la cadeneta humana, sucedánea de la consulta del veinticinco de octubre, ya hablaremos, ya. Pasen un buen día.
Y aprovecho para contaros que la temporada baloncestística ha comenzado con ese torneo, tan famoso, que siempre ganamos todos los años y con el que nos conformamos cuando la liga no nos da muchas alegrías, como es el Trofeo Pollinica.
Me he alegrado de volver de nuevo a mi Carpena y chillar por todo lo alto para animar a mi Unicaja, pero sobretodo me ha alegrado encontrarme con dos grandes amigos, Pablo y Sandra, a quién tuve la suerte de conocer gracias a mi gran amigo y jefe, Rafa, y que se han convertido en gente muy especial, y eso que nos conocemos desde hace na, como se dice en mi tierra. La alegría aparte de que disfruto con ellos, es que me va a permitir disfrutar de la manera que mi grandullón quisiera del baloncesto, ya que todavía me sigue costando ir sin su presencia.
Así que ellos, sin saberlo, me darán ese granito de arena, para seguir adelante y animar con todas mis fuerzas en todos los partidos de esta temporada de mi Unicaja.
Metiéndonos en el partido, hemos ganado de considerable paliza, 86-51, al Pamesa de Valencia y positivamente me he encontrado con un equipo muy alto, que hacía tiempo que no teníamos un quinteto tan potente e intimidador, cosa que nos ayuda para capturar rebotes e impedir que el contrario tenga más facilidad de tiro y además, me he encontrado con dos incorporaciones, Cook y Kelati, que me han dejado muy buen sabor de boca por lo que han luchado en el campo y lo bien que se defienden en sus posiciones y he sido feliz al ver de nuevo, como siempre tiene que ser, a un Marcus Haislip, decisivo, valiente y acertado, que por ello ha merecido ser el MVP de este Trofeo Pollinica.
El espectáculo baloncestístico nada más acaba de empezar, veremos si rematamos la buena jugada ganando este sábado al Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario