Ésta era una de mis películas esperadas para ver en el cine. En cierta manera, además de interesarme por la historia que se narra, cuando una persona se encuentra por diversos motivos fuera de su tierra natal y tiene la ocasión de poder ver lugares que ha conocido desde que nació delante de una pantalla de cine, se encuentra ante una gran necesidad y porqué no decirlo con una intriga añadida de ver esos paisajes y sitios a ver simplemente que tal salen y qué será lo que aparecerá.
Dicho esto y ya explayándome en lo que es la película, El camino de los ingleses, cuenta la búsqueda de cuatro jóvenes hacia su felicidad, cada uno tiene un objetivo bien marcado y su final concurre en este lugar al que llaman el camino de los ingleses. Durante el filme, vemos de manera metafórica cuáles son los sueños e ilusiones de cada uno de los protagonistas y a través de sus interacciones con los demás es la forma en que se comunican sus pensamientos e ideas.
Todo esto, Banderas lo transmite de una manera muy onírica pero que gracias a una excepcional música y unas coreografías muy elegantes, vas entendiendo poco a poco lo que el director ha querido transmitir y cuáles son cada una de las sensaciones de cada uno de los protagonistas.
Los paisajes de Málaga son impresionantes y no sólo porque yo sea de allí, sino porque las imágenes escogidas son muy bellas y quizás lo que más choque si es que la veis sea el lenguaje utilizado en la película, que a más de un cultureta y persona mayor de mi sala, le horrorizó y le escandalizó. En cuanto a eso, siempre pienso que muchas veces no nos gusta ver una realidad que tenemos, sobretodo delante de una pantalla de cine, pero seguro que si muchas veces nos escuchamos en nuestra vida cotidiana, sin reparar en que estamos delante de alguien desconocido o en nuestro trabajo, nos daríamos cuenta que la manera en la que hablamos es muy diferente y creo que a la gente le choca y no le gusta pensar que ellos también hablan así. Lo digo más que nada porque se utilizan muchos tacos y cosas así, pero eso no es lo más característico de la película, ni lo que debería destacarse.
En definitiva, una gran apuesta de Antonio Banderas que guste o no guste, por lo menos sorprende y creo que en futuros proyectos puede sorprender a más de uno que sólo le vea como el Zorro, y también es una delicia el estilismo y la música de esta maravillosa película, en la que también se denota la voluntad del director de contar cómo era su vida antes de adentrarse en su aventura cinematográfica a Madrid.
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