
Alfonso Cuarón plantea la idea de qué pasaría si dentro de unos años, la infertilidad poblara a la humanidad y no volviera a existir la capacidad de crear niños, en un marco donde confluyen el odio, la venganza y la envidia. Esto lo muestra de manera magistral a través de una ingeniosa historia donde en ningún momento se pierde el hilo y mantiene la tensión durante todo el metraje. En la historia, un excelente Clive Owen (que ya se ha convertido en uno de mis favoritos) tiene la misión de salvar a una inmigrante que ha logrado quedarse embarazada y llevarla a una especie de organización llamada Proyecto Humano que la protegería de la masacre que puebla el mundo.
Además de una buena dirección y una historia interesante de ver, la película se nutre de una magnífica ambientación que te hace sentir verdaderamente como si estuvieras en medio de esa guerra entre la población y conocer de primera mano como sufre la gente que sin quererlo se encuentra dentro de una guerra donde es imposible salvarse, además todo esto es mostrado con cámara a mano lo que le da al filme un toque de documental muy apropiado y que se agradece a la hora de visionarlo.
Es una película que induce a la reflexión de a donde se dirige la humanidad si prosigue con enfrentamientos bélicos y lo peor de todo es que lo que vas observando no te parece tan lejano e incluso puedes llegar a plantearte que eso suceda en un futuro próximo.
No le pondría ninguna pega a la película, únicamente que te deja con un mal cuerpo y un mal sabor de boca, pero es algo que muchas veces deberíamos ver y el cine es una buena herramienta para transmitirlo a la gente.
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