Hay muchas veces que la gente me pregunta porqué voy tantas veces al cine y algunas veces no se que contestar, simplemente digo que me gusta pasar la tarde en una sala imaginandome cada una de las historias que aparecen en la pantalla y metiéndome en cada uno de los mundos y las perspectivas que alli se me ofrecen. En fin, una respuesta en plan metafórica y espiritual que no puedo argumentar cuando me gasto cinco euros en ver una porquería que no merece la pena y con la que salgo de mala leche pensando que me los podría haber gastado en un jersey que me serviría para pasar ese invierno maldito barcelonés.
Pero este lunes, volví a recordar porqué el cine es tan importante en mi vida, no voy a extenderme mucho para no cansaros, pero mi odisea para encontrar piso no está resultando tan satisfactoria como podría esperar, se perfectamente que a la primera no lo iba a encontrar, que tengo que mirar mucho, comparar precios y calidades y todo lo demás, pero cuando tienes despierta una ilusión y una mierda de sitio como es el banco te la trunca en cinco minutos, la verdad es que acaba con las más bonita de las sonrisas y de las felicidades e ilusiones que podría tener una persona.
Asi que ese lunes por la tarde, necesitaba despejarme y que mejor sitio que un cine y alli nos dispusimos a ir a ver Click, una comedia de Adam Sandler que ahora analizaré en profundidad pero fijaros lo importante que fue en mi vida esa insignificante película, que lo primero que apareció en mi cara cuando salí de la sala fue de nuevo una sonrisa y una leve pero prometedora esperanza de que todo con el tiempo saldrá bien y lograré solucionarlo. Asi que para todos esos detractores de la gran pantalla que consideran que es una pérdida de dinero el ir los fines de semana a ver una película, les digo que a veces esos cinco euros te pueden cambiar la vida o no, no lo se, pero al menos ayudan a que sea más bonita y yo eso lo quiero todos los días.
En cuanto a la película, Click tiene el problema que le ocurre a la mayoría de las comedias, si te gusta Adam Sandler como es mi caso te encanta y sino no merece la pena ir a verla. Nunca se puede quedar en término medio, tiene esos toques tan extremos en sus gags y en sus ironías, que es imposible quedarse desapercibido, te gusta o no te gusta.
En mi caso, me encanta pero además me parece que es de agradecer que una persona apuesta por un tipo de cine y lo lleve a cabo sin dejarse influenciar por la moda del momento y con el único propósito de hacer reir y contar cosas importantes que suceden en la vida cotidiana.
Como siempre, se acompaña de una guapa actriz como es Kate Beckinsale que está espectacular en esta rama cómica y se apoya en una historia muy común pero que gracias a los gags y al propio desarrollo de esa trama hace que sea constantemente divertida y además que te sientas reflejado aunque se cuente exageradamente en algunas de las cosas que se representa.
La pega de la película es que pasa de momentos divertidos a momentos dramáticos en cuestión de minutos y quizás hubiera sido más conveniente racionalizar esa carga dramática para que la historia hubiera resultado más fluida y el espectador la hubiera seguido con mayor facilidad.
De David Haselhoff prefiero no hablar, juzguen ustedes mismos cuando lo vean. Y por cierto ¿donde está Rob Schneider? Yo no fui capaz de verlo.
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